viernes, 27 de julio de 2018

CLARO, SENCILLO Y OBVIO

   Rodear una montaña no es subirla, girar te lleva siempre hasta el punto de partida sin conducirte a nada nuevo, dar vueltas y vueltas entorno al despertar de la consciencia, opinando y especulando acerca de ello, no tiene nada que ver con el despertar de la consciencia misma. Hablar de la felicidad no significa realmente vivirla, al igual que imaginarte no significa en absoluto que seas eso imaginado. Considerar pensamientos sin ser plenamente conscientes del 'considerador' no produce más que ensoñaciones. Hacer cábalas no garantiza nada. Calcular implica la posibilidad de error. Por tanto, sin dilación, hay que penetrar en la sustancialidad misma del acto de consideración, pues, éste dejado al albur, fabrica creencias irracionales y supersticiosas que acaba tomando por leyes; si no se está al tanto de sus inercias, el condicionamiento se tomará por libertad y se intentará vivir libre atrapándose, más aún, en lo condicionante. Un ejemplo: los que creen y practican la ciencia numerológica ¿con qué bases inamovibles y certeras consideran su técnica para definir por su fecha y hora de nacimiento (¿¡y facilitar un conocerse mejor!?) el llamado número de vida de/para un sujeto cualquiera, si por el mero hecho de que, éste, decida regirse mediante el calendario gregoriano, judío, musulmán u otro al uso, hace que el número resultante, para él, varíe?

   Se ha de estar muy vigilante de los pensamientos para no caer bajo el influjo de pseudociencias que se autoproclaman infalibles, siendo erróneas desde sus más mínimas bases o postulados. Más, nadie puede ser engañado sin antes haberse autoengañado a sí mismo. Dejemos, pues, de autoengañarnos proyectando la culpabilidad o el éxito afuera y asumamos, conscientemente, la responsabilidad de la dirección que imprimimos a nuestras vidas, ahondando en la consciencia con determinación, constancia y sencillez. Estemos bien atentos y vigilantes a los juicios, suposiciones u opiniones que pululan por la mente considerada como propia; pues el especialismo tiene la tendencia a ser un verdadero autólatra que, como un autómata, repite patrones considerándose libre e inteligente. Creer saber no es Saber y desear o querer nunca es Amar. Lo hiriente y separativo por mucho que diga que no quiere dañar, por su propia condición, miente. El amor exclusivo a uno mismo, o a un otro peculiar, es la negación misma del Amor que todo lo abarca e incluye más allá de sus pasajeras apariencias. Abramos los ojos a la luz y contemplemos lo obvio, el particularismo es puro catetismo intentando parecer docto.

   Cuestionarse sin disimulos a uno mismo en sus imaginaciones desenmascara el autoengaño que pretendía engañar a los demás -incluso dejándose engañar completamente por ellos- para así intentar conseguir creer en aquello que en el fondo no tapa más que un mar de dudas y suposiciones. Uno es quien es, sin necesidad de complicadas y sofisticadas explicaciones. Ser es ser. Ahondemos en la simplicidad de ser y no le demos más vueltas al pretender ser. Profundicemos en la consciencia con consciencia, con la humilde disposición de suspender todo juicio y meditar de veras sin definirnos respecto a un mundo circundante, ahondando sin expectativas en la naturaleza misma del pensamiento, abriendo la mente más allá de la mente... Y algo, que no puede considerarse realmente algo, gozosa e inesperadamente, sucede; la Luz de la Consciencia no deja rincones oscuros, todo es claro y diáfano, simple, fácil, nada complicado, abrumadoramente sencillo y obvio. No es que pueda existir -o no- un dios, es que sólo hay Plenitud, Amor, Paz, Vida, Eternidad, Verdad. Bienaventuranza, Consciencia Pura... puede llamársele Dios -o no-, aunque Dios es, ciertamente, Innombrable y por eso Cierto. Parecer no es Ser ni un tiempo indefinido tiene nada que ver con lo eterno. Todo lo nombrable es pasajero (incluso tiempo indefinido)... la esencia de todo Es eternidad (intemporalidad). El ahora Es intemporal... tú, todos, todo, más allá de apariencias y desapariencias, ES ahora... Claro, sencillo y obvio.

KHAAM-EL



Quédate en paz... 
todo trae un mensaje de sencillez y plenitud 
si sabes ver y escuchar con el corazón.






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