NO SOMOS DEL SUFRIMIENTO, SINO DE LA BENDICIÓN

     Cuando por la gracia de la Divina Unicidad que nos alienta y vivifica, en un repente de inefable comprensión allende las palabras, descubrimos que no tenemos que pelear contra el sufrimiento, que no hay dolor del alma que de ella provenga, sencillamente porque ningún sufrir forma parte de nosotros, sino que es éste sufrir quién en verdad nos necesita para sentirse existir, el ego queda totalmente desenmascarado, su engañosa prisión por completo desmantelada, la oscuridad con la que pretendía cernirnos iluminada y la plenitud de Ser refulge ahora libre e irrefrenable desde nuestro alborozado corazón, henchido al fin de paz, amor y bendición hasta el infinito.

KHAAM-EL