Junto a este escrito publico el vídeo de una charla en la que remarco cómo en la consagración de nuestras vidas a DIOS, aun sacudidos por la mundana y egoica malicia, lo eterno (el Amor), santo y lleno de gracia, se derrama en nuestras almas colmándolas de bendiciones. Pues hay una dicha y una paz que el mundo no conoce, y que nos lleva más allá de sus rígidas y efímeras hechuras.
KHAAM-EL
Consagrados a DIOS, nada hay que temer
aunque todo sea en apariencia temible.
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