miércoles, 12 de julio de 2023

MEDITEMOS, AHONDEMOS Y DESVELEMOS RESPETUOSOS LA MATRIZ DE TODO MIRAR


    Sin la, de por sí, respetuosa presencia consciente de concienciar, se dilatan engañadas las pupilas, desmesuradas, altivas e impresionables; al perseguir, ávidas, todo un mundo prieto y efímero, atalayando a sangre y carne volátiles memorias e irreflexivas apetencias, amontonadas dentro del inestable concepto de un 'yo' frente a un 'otro', que pivotan entorno al espejismo de los opuestos: beneficioso/perjudicial, dentro/fuera, mío/tuyo, mejor/peor, vida/muerte...
    Reteniendo, así, las retinas el flujo de la vida en encasilladas categorías conceptuales, producto de desiderativos empeños por llenar el inconmensurable ámbito vacío de ego con personales constructos mentales, que el tiempo, inmisericorde, siempre desbarata. Porque, sólo avista la egoica mirada barro desde su barro, considerando lo impermanente más importante que lo perenne, sin cuestionarse cuál es la visión veraz; qué es verdad, qué es mentira y qué únicamente mera apariencia. Perdiéndose, de tal modo, codiciosa, en la densa niebla que envuelve tan breve y superficial contemplar.
    Por último, contrayéndose las pupilas, desbordadas, temerosas e infinitesimales, huyendo de sus propios horrores y espectros, a despecho perfilados desde la invisible competitividad -que, taimado, el ego oculta- hasta la cruenta lid visible y dolorosamente cristalizada. 
    ¿Conocemos o suponemos? ¿Somos o nos imaginamos, imaginándonos a los demás? Meditemos, ahondemos, desvelemos... Todo dictamen surgido de la particular percepción sensoria, yerra; puesto que las entrañas de una mirada nunca se hallan en lo visto, sino en quien significa lo avizorado. Honremos, pues, en su totalidad la visión; ya que no somos lo que parcialmente impone el iris. El veedor es más, muchísimo más que lo temporal y fragmentariamente visto... las orillas de lo infinito siempre serán imaginarias y las miradas que parecen dividirlo, también.
    Contemplemos ecuánimes -aquí y ahora- al contemplador de todo lo contemplado y de todo lo por contemplar... Ahondemos respetuosos -ahora y aquí- en la matriz de la visión, para renacer en Lo Que Es, tal cual, antes de todo nacimiento y de toda muerte, allende todo límite... Desvelemos y apreciemos -al instante en el instante- lo de verdad veraz, pleno y desbordante de Amor: la Divina Unicidad, única e insustituible... el Espíritu Viviente en gloriosa fraternidad... DIOS VIVO... Corazón Infinito en perenne Comunión de Vida, en el que lo visto, el veedor y el mirar mismo son puros e indivisos.

KHAAM-EL


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