Cualquier fabulación por maravillosa que sea no deja de ser una fabulación aunque uno trate de concretizarla. Lo imaginario carece de estabilidad en su utópica idealización. No hay sueño que perdure, regocíjate ante tal obviedad y penetra con consciencia en la inmediatez del momento que vives. Toda irrealidad termina por desmoronarse merced a la propia insubstancialidad de su pasajera formulación. Nada en el mundo, incluido el mismo mundo, permanece para siempre; y lo que no es para siempre no tiene, ciertamente, sustancia ni realidad. La propia identidad puede ser una suposición si no se está atento a su esencia, puesto que lo que en uno cambia observando el cambio, cambiará con él; luego no será el auténtico observador aquello que está identificado con el objeto de su observación, sino una ilusión de sí. No te precipites y observa la observancia misma... La verdad, únicamente, es vivida en lo fundamental, en lo eterno, en lo indescriptible, en lo pleno, en la inmaterial consciencia indivisa del Ser... Inmanente y trascendente a la vez a toda percepción... Eso que, en lo esencial, todo lo impregna, bendice y sustancia. Nada hay más cierto que la sencillez de Eso, porque no conoce opuesto ni límite alguno que pueda condicionarlo. Eso, simplemente, Es. Eso y sólo Eso siendo por siempre Eso en Eso... Plenitud y amén. Nada más tiene significado. Silencia tu imaginación y tu conceptualización... Acalla tu querer acallar o será otro parloteo mental... despréndete de tus razones o impulsos personales... contempla la contemplación del contemplador con imparcial desapego, hasta que no haya identificación con un pretendido y pretencioso yo separado (el ego), y sólo quede Lo Que Es... Medita... Eso Es.
KHAAM-EL
La Consciencia Es y lo personal no es más que ilusión.
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