jueves, 4 de octubre de 2018

LUZ ETERNA

    Aquí siempre la forma se desvanece. Ahora siempre el tiempo distorsiona el presente. Mirar y ver lo transitorio como si fuese real es mirar y ver ilusiones, meras fantasías acerca de algo percibido que antes no era y después dejará de ser. Si creemos que la luz que se oscurece es auténtica luz, negamos la esencia misma de la luz. Meditemos. Ahondemos en lo más recóndito de la mente y ésta transparentará la eterna luz del Ser. Cuando al contemplar nuestro rostro en el espejo comprendamos que vemos nada y que preocuparse por nada sólo quita la paz mental, ahondaremos de verdad en el significado esencial de la meditación y la oración. Lo que Es, está vacío de diferencias y brilla en eterna unicidad... el mundo fenoménico es un fenómeno transitorio que no afecta a lo intemporal e inespacial. Por eso, la verdad nos hará libres. Libres de nuestras propias referencias y explicaciones, de nuestras sesudas comparaciones, de nuestros juicios y medidas, que en lugar de ensanchar nuestra experiencia vital la limitaban y disgregaban.

   Se busca una definición de Dios y ésta no es posible, porque lo que se encuentra más allá de la percepción (la Luz Eterna) no puede ser entendido por lo perceptivo... Dios se vive, no se comprende. Conocer a Dios es ser uno en/con Él, no un sujeto u objeto que escudriñar. Ahonda... lo manifiesto aparece en lo no manifiesto, tal como las formas son posibles por el vacío que las envuelve y penetra; o, como la variabilidad de los sonidos puede ser audible merced al impertérrito silencio que -de una- los subyace y trasciende. Nada es como parece... mucho o poco, muchos o pocos no tiene realmente significado en lo sustancial. El Espíritu es vida, lo pasajero sueño de muerte. No nos deslumbremos con el oropel de las formas, pues, tras sus coloridos destellos, siempre se ensombrece para finalmente apagarse... vivamos en la presencia ecuánime, en el brillo eterno del ahora que no imagina futuros ni carga con memorias pasadas como si unas fueran alhajas y pestilente basura las otras, tanto la añoranza como el desaire son un lastre. Moremos en el presente soberanos de nuestra dicha y paz mental... no hay mayor bien que no temer, ni mayor libertad que no desear nada en particular, siempre prestos a servir y tardos para la queja o el temor. Quien no cesa de dar y compartir descubre que siempre tiene. La Luz Eterna que refulge en el ahora muestra claramente que las formas y los logros, las riquezas y las posesiones, la nombradía y el poder, son moneda falsa, y que contra más grandiosos éxitos mundanos se acumulan más pordiosero se va sintiendo uno; sin embargo, el Amor, que traspasa toda forma y todo tiempo, es nuestro auténtico tesoro, nuestra auténtica abundancia de inagotable caudal, nuestra genuina alegría y plenitud.

   Que toda nuestra atención se vuelque en el presente para que éste resplandezca en toda su pureza y bendición... oremos de corazón... meditemos con la mente completamente abierta... rindamos todo juicio o medida personal... Confiando y esperando pacientes el Brillo Eterno de la Luz... Clamemos con fe... Roguemos de corazón... Cantemos con el alma toda... la Plenitud del Amor de Dios.

KHAAM-EL



La Luz Eterna del Amor, puro Yo Soy, 
brilla en lo más hondo de nuestro corazón. 
Aunque todo cambie a nuestro alrededor, incluido quien parecemos ser,
nuestra esencia permanece eternamente 
en comunión con la Plenitud del Ser.




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