sábado, 26 de enero de 2019

LO BURDO DESPARECE HILANDO FINO

   Lo grotesco, burdo, desconfiado y doloroso impera en nuestras vidas mientras le demos sentido al sinsentido; o lo que es lo mismo, mientras valoremos lo que carece de valor, mientras elijamos el miedo como consejero y a los sueños personales por encima del despertar a lo universal, mientras pensemos acerca de la vida en vez de vivirla en fraterna confianza, mientras elijamos lo superfluo en vez de lo esencial. No caigamos en lo aparente e inflado y tomemos conciencia de lo importante, de lo real, de lo auténticamente valioso. La ilusión egoica de estar separados del Amor jamás afectará a la realidad esencial del Amor y Su plenitud. Así que hilemos fino y no hagamos burdos remiendos de las relaciones... el amor del mundo no es Amor sino egoísmo camuflado, pues quiere condiciones mientras que el Amor verdadero no establece condiciones ni se aferra a fantasías. Simple: lo que no es Amor no entra en el reino bienaventurado del Amor por muy disfrazado que se muestre, y lo que es Amor nunca pudo haber salido de lo bienaventurado y pleno.

   Mantente, por tanto, muy atento a lo sutil y deshila los toscos remiendos del ego y sus intereses, ya que el sistema de pensamiento mundano (el personal y egoico) quiere conquistar al Amor seduciéndolo (engañándolo) o derribándolo; pues, si no se sale con la suya, quiere imponerse y, cuando no puede ni seducir ni imponerse, finalmente, se resiente y odia. Más, el Amor es una fortaleza infranqueable para el odio y el resentimiento porque Él no conoce la angustia opresiva del temor ni titubea sopesando particulares expectativas. Por mucho que el odio y el resentimiento quieran asaltar su muros y penetrar a las bravas en Su reino de plenitud, jamás podrán con un corazón fraterno y henchido de Amor. Así que si estás identificado con el sistema de pensamiento del ego abandona toda esperanza de alcanzar con él el Amor, te frustrarás una y otra vez en tu empeño. Sé, por tanto, humilde, no tengas miedo, y suelta el recelo y la rabia, no te quedes con la vergüenza ni acumules penas, rencores o despechos; rinde por completo tu juicio personal, de nada vale querer tener razón y perder la paz del alma. Sí, hila fino en tu mente y en tu corazón, rinde tus justificaciones, esa falaz perspectiva personal de ilusoria hechura, y las puertas del reino de los Cielos, las puertas del auténtico, puro y eterno Amor, estarán de nuevo totalmente abiertas para ti, para nosotros, para todos.

KHAAM-EL



El Amor 
en Su eterna plenitud 
nos unifica en la Vida bienaventurada del Espíritu.




No hay comentarios:

Publicar un comentario