LAS MENTIRAS SON MENTIRAS Y LA VERDAD ES VERDAD

    La espiritualidad genuina no se amilana ante las ilusiones mundanas que quieren prevalecer sobre lo esencial y eterno. Encuentra en lo interior lo sutil e infinito y lo comparte (sin tapujos, sin apocamientos o engreimientos) en lo perceptivamente finito. No busca ventaja, tampoco anhela reconocimiento ni se apropia mérito alguno. Lo Que Es, ES... la Divina Unicidad subyace a todo y a todos... DIOS y Su Amor Inacabable es el Alma de nuestras almas. El ego es apariencia de identidad, no auténtica identidad. Por eso, cualquier cultura o religión impuestas no son verdadera cultura ni religión, sino egoica robotización y manipulación de la sociedad. 

    Ninguna descripción falsa por auténtica que se pretenda será cierta. Los mapas, por detallados que sean, jamás son el territorio... el Corazón de la vida nada tiene que ver con las formas cambiantes. La distinción de lo banal como si fuese sustancial destruye los pilares de la convivencia más elemental, decapita el sentido común con inmisericorde tajo; todo lo enrevesa con delirantes definiciones que sesgan lo insesgable y confunden fingiendo aclarar, achacando sus propios errores a algo u otros a los que culpar. Se invalida así lo natural con artificios seudonaturales que imponen ópticas miopes como si de gran visión se tratasen. Nada de esta guisa es lo que parece, entretanto se oculta con múltiples tretas y arrogante desfachatez lo que sí es. Las mentiras y sofismas campan entonces a sus anchas pasando por verdades de filosófica hechura, mientras la verdad languidece olvidada, sino denostada o directamente negada, en un apartado rincón. 

    O despertamos y dejamos de idealizar el sueño de la razón que produce monstruos o, sí o sí, padeceremos opresión y maltrato de aquellos que en su delirio y por nuestra dejadez se creen por encima, haciéndose pasar hipócritamente como servidores de lo público cuando lo que realizan es justamente lo contrario: servirse de lo público para sus fines egoístas.

KHAAM-EL