SAGRADA MISIÓN

    Tengo una misión, tenemos una misión, aunque con matices, en lo nuclear la misma. Procurar que nuestras vidas sean Arte. Sí, Arte con mayúscula, Arte verdadero, Arte surgido de lo más hondo y sagrado de nuestra humanidad. Pronunciando palabras edificantes que como un torrente de bendiciones vigoricen y serenen al abatido, al desesperado, al doliente; contemplando con mirada amable lo bondadoso y con observancia severa cualquier hipocresía y malicia; compartiendo con manos generosas el pan, el vino y lo que fuera menester, además de acoger con firme y cálido abrazo al desamparado; escuchando al prójimo con consciencia, con presencia, sin impaciencias ni divagaciones y así comprender de veras a quien tenemos delante; saboreando el instante con corazón fraterno, con mente serena; oliendo las milagrosas fragancias que el alma exuda cuando no la inficionamos con miasmas egoicas. Trascendiendo, en definitiva, lo superfluo, lo personal e interesado para encontrarnos en lo íntimo con la infinitud del Ser.

Tengo una misión, tenemos una misión, sí. Sagrada. Ineludible. Esforzada. Compartida. Encaminarnos a la Luz, a la Vida, al Amor… a la Verdad que nos hace libres, plenos y eternos. No nos demoremos ni un segundo más y transitemos la estrecha senda que conduce al Azul.

                                                                   KHAAM-EL