El Amor verdadero no impone divisiones ni apesadumbra, invita a lo fraterno e ilumina el corazón. Vibra en libertad, nunca acogota u oprime y mucho menos esclaviza. Es en el abandono todos nuestros deseos egoicos por un corazón en paz y en la rendición de todas nuestras furias por una mente en paz donde la plenitud eclosiona en el centro mismo del alma.
Por tanto entrego mi compás, mi ritmo, mi armonía, mi canto y mi latir a la Providencia Divina… Y fluyo con la sinfonía inédita de la vida. Acepto que la Providencia me sostenga, mientras experimento la gozosa sorpresa de vivir en el milagro constante. Las frases se sitúan por sí mismas en las blancas páginas del tiempo ahora esperanzado, aun plagado de tormentas, y dejo que libremente se escriba mi historia de Redención…el feliz camino de retorno a DIOS. Ambiciono únicamente lo eterno. Deseo tan sólo la Verdad.
DIOS no es separado de de mí, de ti, ni de nadie... sólo lo parece cuando se significa la carne por encima de la llenura del Espíritu. Te invito pues, prójimo de mi corazón, a lo mismo, y que de ahora en adelante nuestro latir, nuestro canto, nuestra armonía, nuestro ritmo, nuestro compás, sea un himno alegre y desprendido que abrace a todos aquellos oídos deseosos de infinitud.
KHAAM-EL
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