jueves, 21 de septiembre de 2017

ÁLEGRATE DE SER *

   Fluye con el presente estando totalmente presente en él. Muévete por la vida con ligereza. Experimenta la liviandad del peregrino atravesando con firme disposición y entereza de ánimo calles y veredas, cemento y jardín, saludos y adioses, risas, cóleras o llantos, aprecios e indiferencias, atardeceres, noches o días, versos, prosas y cantos, silencios y ruidos, montañas, valles u océanos, lluvias y vientos, trabajos, descansos o desempleos, soledades, encuentros y desencuentros. Atraviésalo todo, sin apego, sin prisa y sin demora. Camina por amor al camino mismo y lo esencial del destino de plenitud al que aspiras te acompañará durante el trayecto... Bendice todo lo que encuentres desde la paz de tu mente y, por favor, sé feliz de todo corazón.

   Álegrate de ser... Bendice lo que nos hace libres de las despiadadas garras del ego y no encierres tu alma tras las opresivas defensas del miedo. Agradece el deshielo de tu corazón aun en medio de frías circunstancias. No te protejas endureciéndolo con suspicacias y planificaciones. Has venido al mundo para recordar que éste no es tu verdadero hogar, pues eres de la eternidad y del espíritu. Permítete deleitarte con las fragancias que envuelven tu invierno para convertirlo en primavera... que alegría más inmensa vivenciar como se derrite la escarcha que afligía tu ánimo para en su lugar sentir el cálido abrazo de la luz. Sí, puedes vivir una perenne primavera aun en medio del invierno o aterirte de frío y pena incluso en plena canícula; depende de ti... no te apegues a tu historia personal y vive desde, y para, lo universal. No te limites con premisas particulares... ábrete a lo inesperado con esperanza... ten fe. Tu corazón florecerá en el Cielo para no marchitarse jamás. Confía. Agradece todo lo que a ti venga o todo lo que de ti se vaya... te irá bien... no lo dudes... porque todo es ciertamente perfecto aunque uno, a veces, sienta que no lo sea al intentar que sólo lo sea a su manera.

   Abandona toda pretensión, todo personalismo o justificación... Regocíjate de ser. Solázate en la esencial bendición del momento en que te encuentras. Disfruta del ahora. Si no lo juzgas te trae un regalo de plenitud íntima y sagrada, una promesa de bienaventurada eternidad, una espiritual comunión salvífica. Ser ahora totalmente agradecido siempre te ofrece un grato encuentro con el Amor; no mires, por tanto, con resentimiento el cotidiano acontecer buscando algo más allá del propio instante. Comprende que Dios siempre Es, ahora y aquí allende las apariencias buenas o malas.

   Ten fe en lo Santo e Inconmensurable y no te preocupes por nada. Sé feliz. Confía. En cualquier fecha del calendario, en todo tiempo y lugar, la eternidad te envuelve y sustenta con su amoroso manto. Quédate, pues, en paz y comparte la dicha de lo eterno con todo aquel que encuentres en tu vivir... Dios Mismo os sostendrá y os guiará hasta Él. Simplifica... no pretendas cambiarte en lo esencial y recocíjate de ser junto con todos uno en el inefable Ser de la Divina Unicidad.

KHAAM-EL



Sé feliz ahora, mañana es nunca.

¡Bendiciones!


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