jueves, 7 de septiembre de 2017

AQUIÉTATE, CONFÍA Y NO TENGAS MIEDO *


   Ser ecuánime es no ser injusto. Mantente indiferente ante la tentación de valorar las diferencias. No te encierres en una prisión de oro por buscar seguridades, pues una cárcel por engalanada que la pongas sigue siendo una cárcel. No compares ni te compares o serás una marioneta en manos de tus propios juicios. Es indispensable no sucumbir a la inercia de justificarse con la identificación que toma a los pensamientos como inherentes a uno. Fluye y confía, no te esperes al final de tu vida para ser honesto e imparcial... sé como el insondable océano y no te identifiques con pasajeras espumas. No luches con los pensamientos ni tampoco te agarres a ellos, déjalos pasar para ser consciente del pensador y, de forma natural, esa consciencia de ser consciente se desidentificará de ese pensador limitado y limitante, cortando los hilos que movían a la marioneta que se imaginaba ser mediante el discernimiento de lo sustancial y eterno.

   El despertar del sueño del ego es siempre una decisión de plena consciencia ante la dispersión de cualquier expectativa personal. Simplifica tu manera de pensar... aquiétate, confía y no temas, ninguna ilusión puede afligirte realmente. El Amor es consciente de sí y de su dicha eterna sin esfuerzo alguno. Únicamente puede amarse por entero cuando no se desconfía de la vida, cuando uno se ha liberado de ansias y aversiones, cuando a pesar de que el mundo -al ir tras sus anhelos personales- no sabe lo que hace, uno permanece libremente en ese Amor y extiende la pureza esencial del espíritu sin cálculos ni indecisiones, sin buscar particular reconocimiento ni temer a su posible rechazo. Tan sólo saltando al vacío de quedarse sin agarres conceptuales, sociales o emotivos, puede suceder el milagro de la sanación de la mente, de la definitiva curación de todo su dolor y sufrimiento. No quieras mantener tu personalismo o fabricarás una configuración penosa de ti, cuando, en lo nucleico, fuiste creado inseparable de la alegría, la plenitud y la santidad. 


   No te distraigas con las trampas del mundo y sus efímeras dádivas. Mantente firme ante la volatilidad de los pensamientos y quédate en la paz constante del ahora inmaculado, de este presente inmediato sin lastres pasados ni ensoñaciones futuras. Confía... la eternidad y su completud desvanecerán cualquier pesar o angustia que pudieras haber elucubrado con una bendita claridad que te encamina al Cielo... Avanza presente y no te demores con las absurdas e inútiles desconfianzas del ego. Abre tu corazón al Amor... está esperando, con infinita paciencia, a que te decidas en favor de lo esencial e impersonal, a que seas justo y ecuánime, a que reveles el fondo, lo esencial y bendito, a que expreses sin cortapisas la vida eterna del espíritu y su inseparable unión con la Divina Unicidad.

KHAAM-EL



En la serenidad y confianza del alma en paz 
el Amor de Dios nos bendice con Su eterna plenitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario