domingo, 3 de septiembre de 2017

AHONDANDO EN LA SABIDURÍA *


   "Carencia de orgullo y soberbia, mansedumbre, un alma pura, un corazón tolerante, bondadoso, no quejumbroso; pureza de espíritu y de cuerpo, tranquilidad y perseverancia, dominio de sí y de la naturaleza inferior, y adoración al Señor.
   Ausencia de la inclinación a los objetos de los sentidos, eliminación del egoísmo; erradicación de la entrega a las cosas externas, a la familia y el hogar; la lúcida visión de la inestabilidad de la vida del ser humano con su dolorosa sujeción al nacimiento, a la enfermedad, a la vejez y a la muerte; la ecuanimidad en los acontecimientos agradables o desagradables. 
   Un espíritu dirigido al recogimiento interior y apartado del tumulto de las masas y las distractivas reuniones humanas. 
  Una visión clara del sentido y origen de la existencia, un profundo conocimiento y una luz espiritual, el yoga de una devoción constante, el amor de Dios, la ininterrumpida adoración al Ser Supremo.
   Esto es lo único que puede llamarse sabiduría, todo lo demás es ignorancia".


Bhagavad Gita - cap. XIII - versos 8 al 12.

* * * * *

   Quien conoce la Verdad ésta le hace libre de la prisión de la carne y su exiguo tiempo. Sé consciente de donde surge la consciencia. No te quedes con tus pensamientos si éstos no te traen paz, dicha y amor; porque quien los busca y no los halla, evidentemente, está buscando en el sitio equivocado.

   Si el sufrimiento atenaza tu experiencia de vida cambia tu manera de pensar porque aquello que no cambia se repite. Transforma tu mente cambiando primeramente tus pensamientos acerca de ti y del mundo, y lo que percibas cambiará esencialmente; más, si sólo te afanas por cambiar lo externo dejando igual lo que piensas acerca de ello, todo regresará al punto de origen y vuelta a empezar con un nuevo ciclo de huida del sufrimiento para acabar retornando a él. Sal del sufrimiento no sucumbiendo al seductor influjo que ejercen los razonamientos separativos que ensalzan lo corporal y egoico en detrimento de lo espiritual y fraterno. Abandona el apego a tus historias, a esos cuentos que uno se contaba para justificarse, no liberan, antes bien, atan y aprisionan. Persevera en la meditación y la oración... ve al fondo del fondo para que nada superfluo te distraiga de lo esencial y eterno... saber acerca de lo pasajero no es sabiduría, porque creer saber algo de algo que dejará de ser es, sin duda, ignorancia. Ahonda... Conoce la plenitud de la Divina Unicidad conociéndote sin excusas ni suposiciones, sin prejuicios ni expectativas; así, amarás (exento de temores, deseos o recelos) al prójimo como a ti mismo y a Dios sobre todas las cosas del mundo. Comparte lo crucial: todo y todos, en lo sutil, somos indivisos de Dios en Su perfecto Amor. Únicamente nos liberamos de la condición miserable del apego al cuerpo liberando de ese apego a nuestro hermano/a, porque Dios nos sana siempre de la pequeñez cuando sanamos a nuestro hermano/a del misma. Dar es recibir. y compartir tener. Comprende que Dios nos salva salvando; Dios nos saca del miedo sacando al prójimo de su miedo; Dios nos desconstriñe del egoísmo cuando, con nuestro inegoísmo, invitamos a nuestro semejante a no ser egoísta; Dios nos saca del sufrimiento y el rencor al enseñarle a nuestro hermano/a a perdonar con el ejemplo de nuestro perdón más sincero; Dios nos emplea como un lápiz que escribe, con bondad, claridad y firmeza, el mensaje de Salvación (en el que nuestra salvación está incluida junto con la de todos) en el mismísimo momento en que soltamos la pretensión de ser los escritores de nuestra propia historia personal. No te apegues, pues, a ti mismo y serás más allá de todo límite e imaginación... Retornarás a la plenitud de Dios.

KHAAM-EL




Ahonda en la sutilidad de la música y de la dulce armonía de la flauta...
es una bellísima metáfora de la sutilidad del alma.

Medita... Despierta... Sabe.

Namasté.


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