sábado, 5 de noviembre de 2016

LA ANSIEDAD DESAPARECE EN LA PAZ DE ESPÍRITU - VÍDEO

   Acompaño bajo este escrito, el vídeo de una charla en la que incido en lo beneficioso que es para uno no identificarse con el pequeño punto de vista del ego, para despertar a la verdad eterna del Amor, liberándose del seductor influjo del ego que siempre acaba, tras evanescentes goces, en angustiosos sufrimientos y poder recobrar, así, la jubilosa paz de espíritu.
   Es esencial discernir que hay una manera de pensar que está tan identificada con lo personal que cree saber lo que es paz y tranquilidad frente a la ansiedad que, a veces, le arremete con saña; e intenta calmar esa ansiedad desde las agitadas memorias personales que tiene de sí mismo; y no se da cuenta, entonces, enfrascado en sus justificaciones y particulares perspectivas limitadas, de que lo personal es, justamente, en sí mismo, la ansiedad que quiere quitarse.
   Paciencia y consciencia... No hay que tener prisa alguna por conseguir paz, ya que no hay ansiedad mayor que la impaciencia por obtener esa paz supuestamente esquiva. Medita. Ora. Ahonda. Comprende la Ley del Amor: Dar es lo mismo que recibir, porque extender es fortalecer; y, por tanto, dar unifica al dador y al receptor en una relación santa, en una unicidad de propósito salvífico, en un solo ser que trasciende las apariencias de la situación misma en la que parecen encontrarse. Consecuentemente, por lo antedicho, si quieres recibir, comparte; si quieres dicha, depárala; si quieres la verdad, deja de justificarte con tu historia personal; si quieres paz, acepta lo que hay y únete a tu prójimo para el bien mayor de su vida, y la tuya -sin duda- se beneficiará con la ayuda dada. Y, ahí, en el comunión del espíritu, en la unión con el hermano, la ansiedad del ego desaparece para siempre, junto a la propia desaparición del sistema de pensamiento egoico que la mantenía aferrada consigo. E, inevitablemente, la paz de espíritu recién recobrada, te devuelve a tu Hogar eterno y santo en la Plenitud del Ser. Hallando, así, el final pleno y bienaventurado que ya no fabrica más principios, ni tampoco más finales para esos principios que cíclicamente parecían ansiosamente recomenzar, sino que vuelves con sencillez y pureza a antes de cualquiera de ellos... a antes de todo antes y a después de todo después... al perfecto e incondicional Amor de Dios.

KHAAM-EL



Confía. 
La paz más allá de todo entendimiento, la perfecta paz de espíritu, 
libera del querer entender como desentenderse de la ansiedad;
devolviéndonos felizmente a la Plenitud del Ser.

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