Adjunto, a continuación de estos párrafos aclaratorios, el audio de una exposición en la que hago esencial hincapié en la idea de que la curación ha de suceder en la mente, en la desidentificación de los pensamientos personales y de lo corpóreo, para recobrar la bienaventurada sanidad del espíritu.
En la cura uno ha de ser consciente de su dolencia para poder así ponerle remedio. Comprender que toda la rabia que uno tiene siempre es contra sí mismo, es un paso gigantesco hacia la sanación del sufrimiento y el pesar; pero, como admitir ésto suele ser doloroso, se tiende a echar la culpa a otro y posponer la salvación con mil excusas personales. Por eso, han de salir a la luz toda la frustración e ira, sin justificar ningún ataque, sino permitiendo, únicamente, ser reconocidas con plena consciencia para que puedan, ante semejante acción contemplativa, diluirse en su propia inconsistencia y alcanzar en esencia una paz más allá de todo entendimiento.
La idea que tienes del prójimo y del mundo, es producto de las ideas personales que abrigas acerca de ti mismo proyectadas hacia afuera. Desistir de la insistencia en tener razón, consecuentemente, sana del doloroso error de lo egoico, y trae de nuevo el vigor y la plenitud de lo santo; porque, es entregándose totalmente al Amor de Dios como se cura, de inmediato, todo el horror de lo personal.
Una vez sanado uno, por la verdad y la Vida, la dicha retorna al corazón; pues la muerte no alcanza jamás al espíritu, ya que la carne nunca ha sido, ni será, nuestra morada.
KHAAM-EL
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