domingo, 24 de febrero de 2019

DELIRIO = EGO; REALIDAD = DIVINA UNICIDAD

   En un delirio no eres visible ni invisible, ni siquiera puedes saber que sabes; únicamente puedes atisbar, paradójicamente en la paradoja, que en ella todo lo que sabes no es saber en absoluto, pues en un sueño uno cree ser quien no es dentro de quien si es. Sin embargo, como todo en ese delirio es percibido como separado y segmentado, como diferente e inseguro, semejante a un tablero de juegos en el que cada cual ocupa un lugar especial por el que pelear para no verse apartado o derrotado, uno lo considera muy pero que muy real si no es consciente de la consciencia misma. Es por esto que el desconcierto anida siempre en una mente dividida, apareciendo así la percepción de los opuestos con sus angustias disfrazadas de brillantes estrategias y sus persistentes dudas ocultas tras fanatismos de estéril resultado que se pierden en búsquedas externas que teorizan con respuestas que nunca satisfacen a ese yo que se siente íntimamente segmentado (ego).

   En esa ausencia de lo esencial, lo irreal se toma por real. Y uno camina, entonces, como una sombra detrás de absurdas e inestables opiniones que -desde la desesperación de lo personal- se consideran importantes. ¡Despierta! No vivas en el olvido de los sueños creyendo razonable la locura ni sucumbas a la delirante tentación de que temblar de miedo es normal. Aquieta el frenesí conceptual con el que torpedeas tus cimientos más elementales. Sí, no vivas apegado a lo que muere o soñaras muertes como si de auténticas vidas se tratase, cuando no son más que delirios e inconsistencias. Deja de pelear con tus propias peleas y haz las paces con esa lucha interna que te externaliza en un espejismo; para de contarte la grotesca historia de buenos y malos irreconciliables a la que intentas escribirle un final que no atinas a dilucidar, como si de un gnomo o un ogro desconcertado por su propio cuento se tratase, o como de una garganta muda que no parara de vociferar silencios suponiendo que así comunica algo.

   Ahonda... Comprende... En un delirio 1º Tus ideas se reducen a la identificación con un cuerpo separado de otros cuerpos con los que procuras mitigar tu soledad, a la vez que atesoras objetos y dinero intentando tapar carencias; más, hagas lo que hagas, la sensación de soledad y carencia persiste. 2º Te sientes ignorante, pequeño y aislado, e inventas ciencias, religiones o supersticiones, para darle sentido a la demencia; pero la lógica de un delirio no tiene porque ser verdadera ni tranquilizadora, y por tanto siempre te deja un regusto amargo y un ánimo desolado e inquieto. 3º Buscas entonces ser distinto, especial, y vas detrás de renombre y poder. Persigues la gloria; pero, aún consiguiéndola, en tu interior perdura una desazón que perpetúa tu insatisfacción, puesto que irremediablemente lo particular siempre termina por sentirse amenazado por lo diferente. 4º Anhelas luego fundirte con la masa, acogiéndote a sus directrices creyendo que te dará seguridad; aunque tan sólo descubres, apesadumbrado, que tu incertidumbre aumenta. 5º Pretendes después ser humilde y destacar mediante la virtud y la bondad, pero, igualmente, semejante pretensión se queda en algo hueco y egoísta, una mascarada que hace que sigas sintiéndote falso e incompleto. 6º Desesperado, al poco, te revuelves en tu mente buscando una salida al personaje que crees ser; sin reparar en lo evidente, que al negar tu realidad -al apegarte a tus sueños y proyecciones futuras- no niegas la irrealidad de tus negaciones y reniegas sin darte cuenta de la Verdad que te hace libre. 7º Con semejante ansia, quieres tener razón a toda costa y desesperas por dejar de desesperar poniéndole a todo calificativos y precio, mientras -al creer saber lo que te conviene adquiriendo lo que es vano- te diriges temerariamente a ninguna parte, porque perseguir deseos es ir en pos de nada. 8º En éstas, inexorable, el tiempo te consume en el tiempo, y cada vez te sientes más y más frágil, efímero y vulnerable; observas como tu rostro envejece y que tu entorno varía descontrolado. Nada permanece estable por muchos equilibrios, sortilegios, deducciones o teorías que hagas o asumas. Tus conceptos, por tanto, se vuelven rígidos buscando defensa; pero, justo así, es a ti mismo a quien más atacas, porque lo inflexible termina siempre por quebrarse y cuando algo se rompe duele. 9º Horrorizado, acabas por entrever la idea de la muerte como única salida posible a un pavor aún mayor al que se tiene por esta misma; ya que el sufrimiento absurdo de asirse a lo que se desmorona se torna insoportable, y llorar lloros finalmente desborda y empantana. 10º Y finalmente, en medio de la conciencia de lo devastador, sumido en el espanto y dolorida el alma en su núcleo, se detiene el impulso personal. Así, en la rendición de todos los delirantes planes del ego, en lo más profundo de tamaña angustia, en lo más oscuro de la tiniebla más tenebrosa, de la entraña de las entrañas, inesperada, bendita, gloriosa y milagrosamente, por la Gracia surge, de súbito, la Luz... Abres con alegría los ojos del Espíritu, que cierran los del cuerpo al no significar sus límites perceptivos, y Despiertas a la Infinitud del Ser... a la Plenitud del Amor... a la Divina Unicidad.

   Ahora, en el tiempo se vive lo intemporal; en lo íntimo lo universal; en lo aparente, lo veraz. ¡Bendiciones! Nada real ha estado jamás en peligro. El sufrimiento no tiene ninguna solidez y la desesperanza, la separación, el miedo, la enfermedad o la misma muerte nunca han tenido existencia en la Existencia. Al fin ríes de veras, sin necesidad de mitigar llantos; pues sabes, vivencias y extiendes, que tanto la limitación como la angustia del ego no son más que ideas ridículas que una breve e insignificante ensoñación delirante imaginó, pero que al instante, en la santidad de lo eterno, se desvaneció, y toda forma y todo cuento y toda personal justificación y todo segmentado delirar para nada afectan nuestra indivisa comunión con la Vida, la Verdad y el Amor.

KHAAM-EL



No te duermas en los amargos delirios separativos del ego
y despierta a la realidad del Amor Divino...
Regresa al aquí y ahora...
Todo en la Luz es visto indiviso de la Luz.





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