domingo, 3 de febrero de 2019

ETERNA CONSCIENCIA DE UNICIDAD

  Acepta lo esencial y vislumbrarás lo indiviso... Medita... Ahonda... No creas que en el mundo hay tantas opciones como superficialmente parece ofrecer. Lo que se separa, tarde o temprano, vuelve a encontrarse y enfrentarse. Los opuestos por muy contradictorios que se muestren en esencia son lo mismo, pues son dos aspectos de una misma idea; de igual manera, los ciclos -por muy diversos que aparezcan- son repeticiones secuenciales de una semejante trayectoria en una misma idea. En consecuencia, cualquier perspectiva -por diferente que ésta sea- necesita en todo momento de un centro; y toda variación, para ser percibida como tal, precisa de un mismo espacio en el que pueda acaecer. Por tanto, los opuestos, las perspectivas, las variaciones y los ciclos, son efectos de la creencia en lo separado, diferente y especial; más todo eso se desvanece, una y otra vez, en su insustancial estructura temporal e ilusoria. Mira con ecuánime atención, y caerás en la cuenta de que todos esos efectos, que crees tan ajenos a ti, comparten siempre una misma mirada que los contempla: la tuya. Sí, todo el mundo que percibes sucede en tu visión; realmente se encuentra en tu mente, y no afuera como a la ligera supones... ves tus pensamientos en desarrollo, y fabricas secuencias, aparentemente diferentes, para hallar solución a tu fraccionada experiencia de ti.

   Reconoce que no hay solución en lo dividido; pues, desde su divisor juicio, sigue dividiendo tu anhelo de respuesta universal en escuetas respuestas perceptivas que fabrican más y más preguntas que generan, a su vez, otras respuestas perceptivas de interminable reiteración. Sal del bucle en el que imaginas encontrarte retornando al origen en tu consciencia... yendo a la perenne hondura del ser que te infinita más allá de las apariencias. Retorna a ser sólo todo visión: sin apegos ni rechazos, sin deseos ni aprensiones. Quédate en sosiego y contémplate contemplar la contemplación... comprobarás que las estaciones y el transcurso de los años y sus edades, con sus circunstancias particulares, en verdad, no pueden afectarte ni producir efectos reales al ser todo ello un efecto de los pensamientos y nunca su causa.

  Mira ver de veras y no te ciegues con apariencias. Dejar de juzgar desde lo egoico libera de todos esos vanos enredos que intentan entrelazar signos, tendencias y conceptos contrapuestos. Simplifica todo tu razonar, hasta que no caigas en la trampa de suponer que suponer es saber. Indaga. Resuelve primero adentro. Escapa de la paradoja de experimentar lo que piensas creyendo que lo experimentado influye en tu pensamiento y no al revés, como de cierto es; porque toda experiencia humana recibe, sin duda alguna, exactamente el resultado de lo que piensa desde la idea que tiene de sí. Por tanto, no quieras cambiar el mundo para mejorar tu vida, y primeramente adéntrate en tu interior y rectifica tu manera de pensar con respecto a ti mismo. Ahonda. Profundiza. Medita. Si quieres claridad, mira adentro y encuentra la luz que no ciega; no volverás a temer.

   Confía en el momento presente y atiende al mensaje de libertad que tiene para ti... la honda y eterna Consciencia de Unicidad que se manifiesta más allá del tiempo, ahora... la profunda e Infinita Comunión que se articula más allá de las circunstancias, aquí...

  Medita... Comprende... ¡Despierta! No tienes que dilucidar ni sopesar situaciones. No tienes que dejarte sentir personalmente nada para resolver algo y SENTIR lo que en plenitud siempre ERES. Únicamente, has de renunciar a cualquier sensación o pensamiento que a ti venga (las sensaciones son pensamientos en expresión) que no sea perfecta paz y completa dicha inmediata, ilimitada, indescriptible... Vive en la pureza incomparable e infraccionable del momento presente, y tu expresión será una constante y rotunda bendición al reconocer felizmente que no son posibles ni la maldad, ni el sufrimiento, ni la muerte, en el flujo amoroso de tu verdadero ser... esa eterna hondura del alma que te plenifica y funde en/con la Divina Unicidad. Todo lo esencialmente Bueno ya se halla en ti, en todos y en todo... Tan sólo deja que su manar fluya libremente, sin comparaciones, sin amarres, sin soberbias ni humillaciones... sencillamente acepta que la pureza es la fuente de toda bondad, que ella es tu alma trasparente y limpia; y que la pureza es inmancillable en tu perenne hondura de infinitud, en la eterna Consciencia de Unicidad.

KHAAM-EL



Profundiza... Medita...
Hondo, muy hondo, 
suena la eterna y dulce melodía del Alma 
que a tod@s nos bendice 
con el Amor puro de la Eterna Consciencia de Unicidad...




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