martes, 23 de julio de 2019

LO MÁS SAGRADO ESTÁ EN EL CORAZÓN

  Las cosas del mundo van y vienen, más tú, en esencia y en verdad, siempre te encuentras en el instante idóneo para ahondar en la consciencia consciente de ser consciencia. Aquí es en todos los lugares ahora si estás atento al corazón, a ese dulce canto del Alma que trasciende todas las palabras, todas las imágenes y símbolos. Es aquí y es ahora en el hondón de tu entraña, en lo más hondo de tu ser donde lo sagrado está. Por tanto, no busques afuera lo que has de vivir dentro. Antes de ir en pos de las cosas averigua, sin lugar a dudas, quién eres realmente. Adéntrate en el templo del corazón. Ve a lo más profundo de tu alma acallando la palabrería del ego. No des por supuesto nada o, tú mismo, te convertirás para ti mismo en una suposición. No vayas de acá para allá por la vida como un velero a la deriva de los volubles vientos y no sucumbas a tentadores deseos de prometedores mañanas. Mantén firme el timón del presente con presencia y conciencia. Es importante no quitarle importancia al poder que les confieres a las creencias sin antes haber comprobado si merecen tu confianza y tu crédito. No te adhieras a las ideas que quieren atraparte con engaños disimulados mediante lógicas de futuras dichas pero que, sin piedad, sacrifican tu presente tras un vistoso armazón de combinadas reglas de egoica factura. Detén toda irreflexión, disfrazada de particularista sapiencia, y comprende que no es posible fabricarse un futuro personal a la medida; sencillamente, porque tú (y todos), en esencia y en verdad, siempre eres (somos) en el presente. De la misma manera, hurgar en el pasado no arreglará el presente, porque lo que piensas de ambos es una distorsión comparativa entre dos ideas irreconciliables, puesto que lo que uno pensó (o incluso creyó pensar que otros pensaron) en el pasado respecto a lo que ahora en el presente piensa acerca de ello, se encuentran en ámbitos completamente antagónicos (lo que ya no es respecto a lo que ahora es) y no pueden, consecuentemente, siquiera llegar a rozarse; porque cuando se intenta traer al presente una supuesta solución surgida de remover el pasado, aquel ya es pasado en la mente comparativa.

   Tú nunca te experimentas después ni tampoco antes... si imaginas un futuro o rememoras con fruición el pasado vives en un sueño, y sus soluciones siempre te parecerán problemáticas. Dejad de suponer supercherías y meditad de verdad... con constancia... con firmeza... con conciencia. Nada vas a adquirir mediante su práctica pero, eso sí, tus sueños de escasez habrán acabado, porque perder todo aquello que en sí mismo es nada te restituye la plenitud que imperturbable mora en la profunda certeza de no ser lo impermanente y particular. ¡Despierta! No es lo que haces sino desde donde lo realizas. Abre, por tanto, tu corazón y camina felizmente libre por la estrecha senda del ahora... su luz infinita alumbrará tu mente con tal fulgor que la inconmensurabilidad absorberá y desvanecerá, de súbito, el ínfimo anhelo de ser especial, de creerse un ego, de imaginar un mundo impermanente y todas las cíclicas acciones que te encadenaban a una rueda de placer/dolor, reposo/esfuerzo, salud/enfermedad, dicha/congoja, y un larguísimo etcétera de contradicciones que tiemblan de pánico ante la idea de la vejez y de la muerte.

 No te extravíes en edificaciones externas como si estas tuvieran poder. Sencillamente, ve al templo del corazón y permanece ecuánime en él; ahí está lo más puro y sagrado, lo más bendito y bienaventurado. Contémplate contemplar y te verás más allá de tus creencias e imaginaciones. ¡Despierta! El miedo surge del deseo y éste de la ignorancia. Ahonda y comprende en esencia; no te distraigas con apariencias, son efímeras percepciones. Ya estás ahora, aquí, donde debes. Suelta las expectativas personales y desaparecerá la angustia que te atenaza. Todo lo que el miedo te cuenta desde su particular perspectiva limitada no es real; simplemente, porque necesita de los juicios y las comparaciones para aparentar consistencia, pero el presente siempre está libre justo aquí, en el silencio de la mente egoica, de juicios y comparaciones... permanece en él, que es donde siempre estás realmente, y serás meditación... luz bendita... eternidad... paz y bienaventuranza... plenitud e inefabilidad... Amor, ¡infinito Amor!

KHAAM-EL



Zambúllete en el corazón del Amor
en el corazón de tu Ser...
Aquí en el presente libre de proyecciones
y siente la Divina Unicidad que te sustenta.






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