miércoles, 3 de julio de 2019

SANADO LA CAUSA, LOS EFECTOS DAÑINOS DESAPARACEN

   No quieras acertar viendo las cosas desde una óptica personal; pues lo personal es limitado, aislado e incierto. Mira hondo, profundo. Mira sin miedo... penetra los sótanos de tu constructo mental y contempla con diáfana honestidad la espesura que envuelve la luz del espíritu... Se oscurece la luz pura de la consciencia cuando te identificas con pensamientos egoicos y los proyectas fuera de ti elaborando un mundo de suposiciones e imaginaciones que consideras real. Ahonda y desbroza toda esa espesura de ilusiones y yerros para que vuelva a brillar la luz... comprende que nada es nunca lo que aparenta: tu ego no es tu ser, ni nadie es realmente su pretendido ego. Sólo la Verdad corrige todos los errores que las mentiras egoicas idean, porque no hay más que una única e indivisa realidad en la que se disipan todas las ilusiones.

 Ten muy presente en el presente, para poder ir más allá de las angustias y sinsabores del tiempo, que toda circunstancia que se manifiesta en el mundo primeramente ha sido pensada, tomada por cierta y, finalmente, proyectada por la consciencia. Cambiar los efectos perniciosos por otros supuestamente mejores, no cambia la causa que propició esos desagradables resultados; para que éstos desaparezcan, hay que corregir la causa, hay que ir al origen de los mismos, a la mente que los pensó, y dejar de darles sentido e importancia. Es decir, únicamente sanando su causa, los efectos perniciosos sanan; por eso, hay que perdonar por completo la idea equivocada de uno mismo (la identificación con el cuerpo o sistema de pensamiento egoico), para que todos ellos se disipen y pueda así el perdón abrazar todo aquello que el error egoico, en su ciega ignorancia, propició, y extender su fraterna corrección -felizmente- por el mundo entero, sanando todas las enfermizas relaciones especiales que inventó mediante el establecimiento de una hermanada relación de igual a igual, sin competencias, engreimientos ni recelos, en la que el bien de uno es el bien de todos, sin excepción justificable de ninguno.

   Mira profundo, sí, hondo muy hondo. Mira con Amor... encuentra en lo más recóndito de ti la infinitud del Ser. No te distraigas con las historias del tiempo y dirígete a lo intemporal, santo y pleno, a la consciencia consciente de ser consciencia indivisa en la Divina Unicidad...  Bendiciones.

KHAAM-EL



Ve al meollo mismo de la consciencia
sumergiéndote más allá del superfluo razonar del ego 
y deshaz todas sus dañinas proyecciones 
desapegándote de él sin más dilación.





No hay comentarios:

Publicar un comentario