Temer al temor atemoriza en vez de liberar de su receloso y angustioso prejuzgar. Mantente imparcial, cercano y comprensivo. Alejado de los corrosivos resentimientos. No desconfíes por la endeble interpretación sesgada de tus sentidos. Medita, ahonda, ora... Cuando uno está apegado a su yo personal, al cuerpo y sus historias, fieros, oscuros y tormentosos nubarrones se perfilan, condensan y relampaguean amenazadores en el horizonte, según la vida corpórea va transcurriendo hacia su inevitable desenlace; más, no son temibles ni fatalmente definitivos, para aquel que camina seguro de que la verdadera vida no es de la carne y su transitorio mundo, sino del espíritu y su eterna comunión con/en la Divina Infinitud. Tiembla y retumba, únicamente, el miedo al verse reflejado en un espejismo de amenazadora incertidumbre. No lo elijas como guía en el camino o te forjará una identidad personal de endeble y egoísta hechura. Dios mora en ti y en tu prójimo. Mira más allá de las apariencias para poder ver de verdad. Sólo teme y cree en la muerte quien piensa que el término de su tiempo y sus cosas es el fin, cuando -en esencia y en verdad- el fin del tiempo es la antesala de la eternidad... el bienaventurado reencuentro con la Divina Unicidad.

KHAAM-EL
Ahonda con fe en las raíces de tu corazón
y en lo más hondo de tu alma hallarás el Amor de Dios
que crecerá robusto para dar abundante fruto.
Confía y persevera...
el Amor de Dios es infinito
y en Él todas las penas se vuelven alegría,
todos los temores se disuelven
y la muerte se torna vida.
Ahonda con fe en las raíces de tu corazón
y en lo más hondo de tu alma hallarás el Amor de Dios
que crecerá robusto para dar abundante fruto.
Confía y persevera...
el Amor de Dios es infinito
y en Él todas las penas se vuelven alegría,
todos los temores se disuelven
y la muerte se torna vida.
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