lunes, 1 de julio de 2019

NO HAY MIEDO EN EL AMOR

   Temer al temor atemoriza en vez de liberar de su receloso y angustioso prejuzgar. Mantente imparcial, cercano y comprensivo. Alejado de los corrosivos resentimientos. No desconfíes por la endeble interpretación sesgada de tus sentidos. Medita, ahonda, ora... Cuando uno está apegado a su yo personal, al cuerpo y sus historias, fieros, oscuros y tormentosos nubarrones se perfilan, condensan y relampaguean amenazadores en el horizonte, según la vida corpórea va transcurriendo hacia su inevitable desenlace; más, no son temibles ni fatalmente definitivos, para aquel que camina seguro de que la verdadera vida no es de la carne y su transitorio mundo, sino del espíritu y su eterna comunión con/en la Divina Infinitud. Tiembla y retumba, únicamente, el miedo al verse reflejado en un espejismo de amenazadora incertidumbre. No lo elijas como guía en el camino o te forjará una identidad personal de endeble y egoísta hechura. Dios mora en ti y en tu prójimo. Mira más allá de las apariencias para poder ver de verdad. Sólo teme y cree en la muerte quien piensa que el término de su tiempo y sus cosas es el fin, cuando -en esencia y en verdad- el fin del tiempo es la antesala de la eternidad... el bienaventurado reencuentro con la Divina Unicidad.

      Mira todo lo pasajero sin apego, sin aversión, con ecuanimidad. No tengas miedo a dejar de tener miedo. Ahonda en la idea misma del temor y verás que, para la consciencia consciente de ser consciencia pura, éste es totalmente infundado. ¡Despierta del sueño del ego! Los oscuros y tormentosos nubarrones, perfilados en el horizonte de la vida humana, no son tales para el contemplador ecuánime que a nada se agarra en su descargado y humilde caminar. Comprende que sólo cree y experimenta pérdidas quien vive aferrado. No quieras detener o acelerar el tiempo a tu capricho, y aquel junto a éste desaparecerán en la luz del presente impecable. No temas, pues, al transcurso de las horas, los días, las semanas, los meses y los años; porque, en verdad, todo va bien para aquel que hace lo que debe en el tiempo. No lo uses sólo para el particular provecho, ofrece la vida para el bien de todos (no únicamente para unos pocos cercanos o afines) y en el día de la cosecha el fruto sera abundante. No confíes en la desconfianza; permanece con el corazón abierto y solícito. Ama sin distinción, porque así es como Dios ama. Mantén la llama de la paz de espíritu encendida y comparte su luz con todo aquel que se sienta en tinieblas. Ama, Ama y Ama, porque al Amar el miedo desaparece; ya que, no hay miedo en el Amor. Por tanto, amig@, persevera en el Amor aunque todo parezca volverse del revés. Si no te desean el bien, o incluso buscan tu mal, 'perdona hasta setenta veces siete' como nos dejó dicho Cristo Jesús... Vive así, sigue su enseñanza y ejemplo, y, el fin de la carne que uno consideraba su hogar, traerá sin duda el comienzo de la vida eterna en la plenitud del Espíritu, en la infinitud del Amor... tu verdadero Hogar en el Corazón de Dios... una Bendición de bendiciones que a todo y a todos nos alcanza allende las tormentosas y limitantes apariencias que el ego imaginó.

KHAAM-EL




Ahonda con fe en las raíces de tu corazón
y en lo más hondo de tu alma hallarás el Amor de Dios
que crecerá robusto para dar abundante fruto.
Confía y persevera...
el Amor de Dios es infinito
y en Él todas las penas se vuelven alegría,
todos los temores se disuelven
y la muerte se torna vida.




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