El deseo por lo mundano mundaniza el alma
y la atrapa en una red de logros que la malogran.
Resbala el tiempo por panorámicas de cambiante fisonomía
cubriendo de moho el oro y desgastando lo agreste de las cumbres
como un inmenso papel de lija.
Querer interminable lo que termina es terminar sufriendo.
Eso es ego: mundana ceguera.
Duele el idealizado placer por su brevedad de cansina repetición,
mientras un odio solapado se oculta tras sonrisas traicioneras
que buscan derrotar a quien le estorbe en la consecución de sus sueños
ciega y vanamente considerados insoslayables.
Las gentes son dispersadas como ovejas sin pastor
por lobos con piel de cordero
que se encumbran con encubierto descaro
mediante leyes que desunen pretextando unir.
Pronuncian palabras veleidosas carentes de dignidad esencial,
sin un ápice de caridad y cargadas de engañoso mensaje;
bombardean infatigables, día y noche,
oídos prestos a dejarse influir de puro miedo,
de pura ignorancia creyéndose informada por lo desinformante.
El día es como la noche y la noche más oscura todavía.
El juicio desquiciado sino totalmente perdido
desequilibra -más si cabe-
el frágil e inestable equilibrio de lo mundano:
El bien se ve como mal y viceversa,
lo natural se desvirtúa con idolatrado artificio,
la inocencia es ninguneada y muchas veces ultrajada
con arrogante desdén por un poderío ficticio
que se asienta sobre trono de sangre y opresión,
lo fraterno queda a un lado primando el yoísmo indisimulado.
Pedestales asentando demencias.
Fundamentos cimentando atrocidades.
Soportes sujetando desatinos.
Ahora, como nunca antes, hay que recordar el Espíritu
y demoler lo que demuele,
y sajar lo que saja,
y desalentar lo que desalienta,
y negar lo que niega,
para afirmar lo que construye, une y vivifica.
Urge estar en el tiempo sin ser del tiempo,
expresarse en la carne sin ser de ella,
vivir en el mundo con el corazón en el Cielo...
Unámonos en lo Santo.
Abramos los ojos del alma.
No sigamos a ciegos.
Caminemos cual uno solo por la senda del Amor,
por el Camino de la Luz,
por la vía de la Verdad y la Vida Eterna.
Los unos con los unos en el Uno sin opuesto.
KHAAM-EL
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