Ver lo visible con los ojos del cuerpo
y negar toda realidad invisible a ellos
absolutiza límites de tiempo y forma creyéndolos todo.
Y juzgar partes como todo: es insensato.
¿Creemos, acaso, que los muertos
son tan sólo triste vacío
tras arrojarlos con desdén
al vasto campo del ayer lejano?
Sudan los ojos fiebres de locura.
Inestables puentes de quebrados pretiles
surgen tras la niebla de las mundanas rutas,
balanceando peligrosamente los inciertos destinos.
¿Pensamos, quizá, que los vivos
son tan sólo carnalidad
tras encumbrarlos -vanidosos-
al reducido campo del ego?
En medio de la noche -no temas-, la Luz llega y se queda
más potente que el estival sol de mediodía...
Vestida de carne, el alma se hace tiempo de rítmico latido,
sagrada danza de formas regresando a lo indiviso (Amor).
¡Bendiciones! Que el tránsito entre dos soles te sea benigno
y las brisas, teñidas de añil, te liberen de carnales cerrojos.
No hay para los peregrinos prolongado reposo,
sabedores de la plenitud que les espera tras culminar el camino.
Transitemos opacidades con la mirada puesta en la trasparencia.
No hay pecado que no perdone la inocencia,
pues al mal siempre lo vence el corazón en un instante eterno
lleno de paz, lleno de inmortalidad... ¡Lleno de DIOS!
KHAAM-EL