Fue en la humildad del servicio desinteresado a la humanidad por Amor a DIOS VIVO y a toda Su Creación, que Cristo Jesús -desoyendo las vanidades y veleidades del mundo- consumó la plenitud de las obras en una acción verdadera, indivisa e impecable por la que fuimos redimidos y que lo glorificó a la diestra del Padre, a la vez que nos mostraba con Su ejemplar enseñanza viva una luminosa, benigna y fraterna dirección de vida que certera nos conduce, inspirada por Su Santo Espíritu, a la eterna salvación del alma. Sea, pues, infinita nuestra gratitud y alabanza al Cielo, según entregamos nuestras pequeñas voluntades al servicio de la Santa Voluntad de DIOS VIVO y Su Hijo, "el Cordero que quita el pecado del mundo" (Juan 1,29), y que, en amorosísima ofrenda de sí, dio su vida por nosotros revelándonos como todo el encono, menosprecio y división del mundo no puede evitar la gloria, el poder y la plenitud del Cielo.
KHAAM-EL
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