No hay tiempos a destiempo ni sendas propiamente oscuras, sino conciencias que se resisten a los cambios y declives. Pues, en el mundo no hay personal cénit que perdure ni destino definitivo que se alcance.
Aceptar los cambios y declives sin lamentos ni enojos, con humildad, amor al prójimo y brío de discípulo siempre hambriento de Verdad, propicia una bienaventurada efusión del eterno, puro y pleno Espíritu de DIOS VIVO, totalmente insospechada para el mortal ego y sus condicionados y condicionantes apegos, que por la gracia libera de los grilletes que -falaz- lo mundano impone.
KHAAM-EL
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