lunes, 24 de agosto de 2020

MÁS ALLÁ DE LA IMAGINACIÓN: LO REAL

    El horizonte de sucesos percibido con los sentidos es un límite que impide experimentar aquello que se encuentra más allá de él, mostrando un campo de conocimientos reducido a lo que sus fronteras marcan; siendo, por tanto, parcial e inexacto, o, lo que es lo mismo, irreal. Una vez aceptada tal obviedad, podemos comprobar que además de los horizontes visual, olfativo, táctil, auditivo y gustativo que el común humano reconoce, hay que añadir (menos conocido, o reconocido, éste): el imaginativo; puesto que toda cosa, sujeto o sustancia imaginada desde lo limitado es -indefectiblemente- una reformulación de esos mismos límites apareciendo como novedosa, sin serlo. En consecuencia, para vivenciar lo real se ha de ser plenamente consciente de lo real en uno y no tomar por cierta una mera idea acerca de sí desde lo sensorial/imaginativo o se fabricarán mundos de restringida medida. Hay que suspender -sí o sí- toda creencia, juicio, opinión o saber personal para que el auténtico saber aflore como una poderosa intuición, como una fulgurante inspiración, como una fulminante certeza que aniquila toda egoica perspectiva con el fuego de la Verdad, con la evidencia de lo Real. Las relaciones con el prójimo adquieren, de súbito, un cariz completamente distinto al que antes tenían. No se buscan aliados para conseguir mundanos objetivos ni se huye o ataca a los imaginados enemigos... sencillamente, son trascendidos. Ahora, aquí, si no te distraes con fantasías de futura mejora especial/espacial según un particular criterio, la chispa sagrada prende y consume la amarga sensación de separación allende cualquier suceso, allende todo horizonte percibido, allende todo concepto plasmado en un entorno transitorio. Lo eterno es de nuevo vivido en el inseparable núcleo de la consciencia infinita. El mundo real es -siempre ha sido y lo será- el Reino de los Cielos, al igual que nuestro ser es espíritu, nunca carne. Deja brillar, de inmediato, a lo que no conoce posibilidad de tinieblas y comprende que el Amor no es un simple sentimiento, ni tiene tampoco nada que ver con una particular satisfacción o seguridad. Él es la plenitud de lo viviente conociéndose en perfecta e indivisa comunión. Permanece, pues, presente, consciente, sin dar crédito siquiera a las imaginaciones más alentadoras y el desaliento será imposible merced al deshacimiento de un yo imaginado que buscaba aliento. ¡Despierta! Eres (somos) vida inacabable... bendición universal... lo absolutamente inconcebible desde la ínfima óptica de lo concebible... Puro Ser siendo SER.

    En resumen: No ego, SER Real.
KHAAM-EL



Viaja de ti hasta ti 
sin creencias, juicios u opiniones,
sin conceptos ni imaginaciones,
y te sabrás inseparable de lo percibido.
La consciencia por ser consciencia
es infinitamente más que lo por ella conocido...
Ve, pues, allende lo imaginado y vivencia lo inimaginable:
la Plenitud del SER.



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