Tanto la interpretación oficial de los acontecimientos presentes como la de la Historia de la humanidad, al igual que sucede con las explicaciones y motivaciones que los individuos particulares pregonan de sus actos, sólo ofrece una superficial, desfigurada y maquillada panorámica de aquello que en realidad motivó tales hechos, pues así las noticias como la Historia son un relato compilado por cronistas e historiadores que tienen su propia óptica e intereses que han de justificar con astucia y disimulo. Esto puede aplicarse a todas las facetas humanas (ciencia, arte, religión, economía, política, sanidad...). Por eso, sin duda, es de suma importancia no creerse nada a la ligera; contrastando informaciones; yendo, en la medida de lo posible, a fuentes documentales; ahondando en el porqué y para qué de las decisiones; desvelando a quienes beneficia y quienes salen debilitados. Entonces, sí, tendremos una visión panorámica que nos ayudará a entender la naturaleza humana, sus luces y sus sombras, su egoísmo y su altruismo (muchas veces explicados al revés, acusando a éste de interesado y a aquél de bondadoso por élites que quieren pasar por benefactoras para seguir ostentando poder y amasando riqueza a costa de la ingenuidad e ignorancia de los informadamente desinformados). Cuestionemos nuestras creencias, lo aprendido, observemos todo con mente avizora, amemos y no aceptemos enemigos creados para que nos enfrentemos unos contra otros mientras en ese "divide y vencerás" los poderosos del mundo, en su petulante y mentirosa arrogancia, nos utilizan a su antojo con burla y desprecio. Recordemos la enseñanza de Jesús de Nazaret: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." Claro como el sol de mediodía una jornada sin nubes. Actuemos en consecuencia, tras cuestionar nuestro pensar con ecuánime y sincera actitud, comprendamos de veras y amemos más allá de nuestros fatuos anhelos personales, o nuestro egoísmo oprimirá nuestro corazón y desasosegará nuestra alma; sufriremos por no saber lo que hacemos, creyendo torpe y dañinamente que sí.
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