No hay dificultad o penuria que abata y ensombrezca al corazón enamorado. En el devenir de los sucesos lo sutil acaba por imponerse a los furiosos embates de lo material. Por eso vivámoslo todo con Amor, permitiendo incluso que la ceguera de un mundo innoble y egoísta nos lo rompa mientras perseveramos extendiendo la luz que sana y restaura la visión espiritual.
Sí, no tengamos miedo; en DIOS lo que se da y se comparte con Amor, se tiene y acrecienta justo por esa generosa actitud fraterna en la que es resaltada y honrada la unicidad de la vida. Y entonces, tras el lapso temporal, la fortaleza del Espíritu nos resucitará y bendecirá eternamente.
KHAAM-EL
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