Corazones rotos por el desprecio del deseo egoísta; apagadas almas apenadas, deambulando a tientas y a solas entre muchos; cuerpos agostados, no tanto por el paso de los soles como por la hipocresía de una sociedad que dice amar sin amor. Nunca habrán sonrisas que vengan plenamente de lo hondo mientras impere lucir vistosas fachadas que oculten corrompidas estructuras internas sobre endebles cimientos. Unamos los corazones rotos con sincero aprecio y generoso ánimo. Iluminemos almas recordándoles que son luz. Amemos verazmente y no nos apoyemos sobre idealizadas imágenes nuestras, sino sobre la piedra angular del Espíritu, sobre la roca sólida del Amor de DIOS. Y ahora brotarán, sí, espontáneas, risas de inocencia y plenitud en todos los que compartamos el pan, el agua, la voz y el manto.
KHAAM-EL
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