Ser cristiano de veras es serlo en Espíritu y Verdad, más allá de diferentes corrientes teológicas que por minucias tienden a separar y enconar a hermanos contra hermanos, pasando por alto lo mollar, lo que de cierto une, el común propósito vital de seguir las enseñanzas del Hijo de DIOS VIVO hasta el final. Por eso, si el núcleo central de lo expresado y compartido por un prójimo es el inmenso, puro y grande Amor que el Eterno tiene por la humanidad, atendámonos y ayudémonos los unos a los unos siempre, sin ensalzar la propia corriente religiosa o denostar la diferente.
Como señala el pasaje de Marcos que sirve de encabezamiento a esta reflexión, no es para nada importante ser de tal o cual grupo cristiano. Cristo Jesús y su evangelio están muy por encima de humanas iglesias, ya sean católica ortodoxa, católica romana, luterana, evangélica, adventista, judíos mesiánicos, etc... Amar a DIOS sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo obra milagros y derrama bendiciones por doquier. He ahí toda la Ley y los profetas, el núcleo santificante del evangelio, el centro de todas las vidas que aspiran a la Vida Eterna, el nexo de los corazones, mentes y esfuerzos por servir al necesitado, alimentar y calmar la sed del desfallecido, socorrer a quien está herido, enfermo o en peligro, dar esperanza al desalentado, mostrarle sentido de trascendencia a quien se siente vacío y desnortado en un mundo que le sobrepasa, alegrar al apesadumbrado, regocijarse con el que viene en nombre del Señor, perdonar al que nos ofende y orar por el encuentro con la Luz de DIOS VIVO a quien nos desea el mal.
KHAAM-EL

No hay comentarios:
Publicar un comentario