domingo, 16 de noviembre de 2025

SÓLO EN LA LUZ VEMOS, ÚNICAMENTE EN LA HUMILDAD OÍMOS

    El misterio es sólo para la carne, sangre e intelecto humanos, para la sesgada interpretación sibilina del ego que endiosa lo que niega a DIOS y denuesta lo que lo confirma. Pero no hay misterio, por arcano que se suponga, que no se disuelva en el radiante esplendor del Eterno, Santo e Innombrable Creador de Todo Lo Que Es.
    La luz no se ve, en ella se ve. La consciencia es inabarcable para todo carnal intelecto, en ella se percibe y se define y se piensa y se siente. Quien escucha sólo su intelecto suponiendo ver: distorsiona, y creyendo entender: tergiversa.
    Mantenerse confiados y esperanzados en el presente, Fe; ver sin defenderse ni atacar, Amar; ser consciente de concienciar y no prejuzgar con personales juicios, Perdonar; escuchar la escucha, conocimiento claro, asequible, inmediato, universal: DIOS VIVO ES inabarcable, indefinible e insondable... Y en ÉL somos, vemos y percibimos. Aprehender en profundidad esto, nos libera de la férrea prisión de la carne endiosada, del oírse a uno mismo por encima de la Fe, el Amor, el Perdón y el Verdadero Saber, del tenebroso abismo oculto tras el falaz panteísmo egoico que considera lo visto y percibido por los sentidos corporales como Dios Mismo, cuando DIOS VIVO es inmanente y trascendente a toda forma, lugar, tiempo o pensamiento, a todo espacio o dimensión imaginada e imaginable... Pura Divina Unicidad, Santa Plenitud, Inagotable Amor e Indestructible Comunión con Toda Su Creación.
    Visto en la Luz y escuchado en la humildad, lo que se percibe y perece, yendo y viniendo, apareciendo y desapareciendo, parece ser, pero no es; más, lo que permanece en esencia y en verdad, invisible, inabarcable, imperceptible, indefinible, indivisible e insondable para los sentidos, aun no pareciendo ser, sí ES.

KHAAM-EL


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