El más peligroso no es el fanfarrón o quien se siente oprimido o marginado, sino aquel que no albergando caridad alguna en su corazón finge tenerla. Atrapado en su particular órbita de temores y deseos, quiere que la gente gire también en ella proponiendo -astuto y falaz- que es por su bien; convirtiéndose así en una fiera hambrienta vestida con piel de oveja, que nunca devora lo suficiente para calmar un hambre voraz por más y más y más y más... para sí.
En pocas palabras: lo infernal, malvado y diabólico es un despotismo frío y cruelmente hipócrita que perora (¡pero jamás cumple!) acerca de la justicia social y la igualdad. La estrategia de ‘la serpiente antigua’ es siempre un prepotente tiranizar surgido de un ciego no querer amar, de un visceral rechazo del vero
Amor que encumbra el propio yo en detrimento del prójimo con mentirosa pericia, tentando sibilino
mediante el nebuloso descuido de una excesiva y permisiva autocomplacencia que deja finalmente a merced de las insaciables e inclementes fauces del diablo.
KHAAM-EL

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