¿Te desnudaste de los tentadores harapos de seda y quitaste los absorbentes afanes de corona, influencia y lisonja? ¿Te pusiste el limpio y humilde traje de la bondad y la generosidad verdaderas, retirando de tu ajuar los vanos quereres del ego, decidido a laborar sólo en favor del infinito Amor de DIOS? ¿Saboreaste la sublime fragancia con la que los sutiles colores eternos acarician titilantes los oídos siempre atentos a un providente y purificador presente revelador de lo Santo? ¡BENDICIONES! Ves sin ojos, oyes sin oídos, saboreas sin paladar, hueles sin nariz, tocas sin la epidermis. Vives en el altísimo hondón sin límite, ahí donde la muerte jamás alcanza, ahí donde se evidencia cómo el Espíritu es vida e identidad real, mientras el cuerpo temporal mero instrumento, no el hogar ni el ser de uno. Ahora, aquí, de verdad libre, sin necesidad de saber: sabes, sin precisar de confirmación: conoces. DIOS VIVO ES AMOR... sagrado, perfecto y bienaventurado vínculo en todos, con todos, de todos, por todos y para todos. Lo obvio se muestra entonces radiante, sin brumas egoicas que lo nublen: no hay carnal forma que contenga lo infinito, mas lo infinito contiene toda carnalidad y toda forma... Amor amando, extendiéndose, dándose (no demandando o retrayéndose, ni mucho menos acaparando) es nuestra salvación.
KHAMM-EL
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