lunes, 24 de septiembre de 2018

CONSTANCIA EN LA ENTREGA PERSONAL... VIVENCIA UNIVERSAL +

   No hay horizonte nuevo para miradas viejas ni logro personal que dure para siempre. Deja que Dios mire de nuevo a través de tus ojos y realice lo que ha de hacerse para el bien de todos desde tu lo más profundo de ti. Confía... con humildad, ocúpate de entregarle a Dios el día por la mañana, diciéndole de todo corazón: -¡Oh, Dios! que en el día de hoy sólo Haga Tu Voluntad; después del almuerzo de mediodía, agradécele el sustento que hace que puedas continuar extendiendo útilmente la consciencia de unicidad, siguiendo Su amoroso plan, proclamándole con toda tu mente y corazón: -Aquí estoy, ¡oh, Dios! Hágase en mí según Tu Palabra; y, al acostare, exprésale tu gratitud con todo tu ser, orándole: -¡Oh, Dios! Gracias por el día de hoy, en el que Tu perfecto Amor ha venido a mí para poder compartirlo con mi prójimo. Toma ahora mis sueños, hágase en ellos según Tu Voluntad.Y nada podrá hacerte fracasar en tu vuelta a tu santo Hogar, al corazón de Dios.

  Sé constante, perseverante, humilde, agradecido... la constancia genuina tiene que ver con el 'desde donde' se realiza todo, no con lo reflejado en lo externo. Si eres constante de verdad en apartarte para servir de corazón a la Voluntad de Dios, de "Yo Soy el que Soy", el hábito salvífico aparecerá; pero, si inventas hábitos, a tu manera, intentando alcanzarLo, jamás Lo alcanzarás. Llegar a Dios sucede abandonando todo particular plan, por bienintencionado que éste sea, porque la constancia en la entrega de lo personal posibilita la vivencia universal. En la dación generosa de uno, siendo perseverantes en la entrega y en la realización de la acción de ésta resultante, la Luz que disipa toda tenebrosidad refulge desde lo hondo y sagrado, desde la mente en paz y el corazón rebosante de Amor... No titubees con especulaciones personales, la constancia es la confianza total en la honestidad y la rectitud de no significar en absoluto lo parcial y tendencioso, para que la vida, así entregada, sin condiciones, a la Voluntad de Dios, a la Voluntad del Inefable, a la Voluntad del Veraz, a la Voluntad del Perfecto y Eterno, nos retorne, junto con nuestro prójimo, a la plenitud del Espíritu, dejando atrás toda identificación con los cuerpos en el el tiempo, sabiéndonos Uno con Dios y toda Su Bienaventurada e Infinita Creación.

KHAAM-EL



Concéntrate en la amplitud inefable del instante presente.
Sé constante, ahora, aquí... no hay otro tiempo ni lugar.
Entrégate por entero, ya...
... por la Gracia...
... de repente, indubitablemente...

...Dios.




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