Junto a este escrito edito el vídeo de una charla en la que profundizo en como todo nos dirige, aunque muchas veces parezca lo contrario, hacia la vivencia inefable de la Divina Unicidad.
No agarrarse a las razones de lo irrazonable, o lo que es lo mismo, no dar valor al cavilar de lo personal/temporal, conduce al instante a la consciencia pura, libre e infinita, en la que nada hay imperdonable; pues la avidez egoica, junto a sus pretenciosos disparates queriendo pasar por loables, es ilusoria. Nada mundano tiene realmente consecuencias que afecten a lo eterno. Por tanto en esencia nada hay personal; y ahí todo, y en ese todo nada en especial... de repente, la Luz, todo lo que era nada (el mundo del ego) se disipa convergiendo tiempo y forma en lo inefable, pleno y bienaventurado; en lo santo, amoroso y rebosante de paz de espíritu.
No agarrarse a las razones de lo irrazonable, o lo que es lo mismo, no dar valor al cavilar de lo personal/temporal, conduce al instante a la consciencia pura, libre e infinita, en la que nada hay imperdonable; pues la avidez egoica, junto a sus pretenciosos disparates queriendo pasar por loables, es ilusoria. Nada mundano tiene realmente consecuencias que afecten a lo eterno. Por tanto en esencia nada hay personal; y ahí todo, y en ese todo nada en especial... de repente, la Luz, todo lo que era nada (el mundo del ego) se disipa convergiendo tiempo y forma en lo inefable, pleno y bienaventurado; en lo santo, amoroso y rebosante de paz de espíritu.
KHAAM-EL
El mundo no afecta a la eternidad de lo santo,
por lo que todo lo mundano converge finalmente en lo Inefable.
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