domingo, 16 de diciembre de 2018

HUIR DE LO QUE DESHACE EL EGO ES HUIR DE LA SALVACIÓN +

   Siempre es falso lo parcial y nunca es lo imaginado real. Jamás aquello que se recuerda es como fue; porque lo pasado sencillamente no es ahora ni aquí, y, lo de ello pensado, distorsiona y confunde el presente con confusas interpretaciones tomadas por ciertas. Despréndete de todo. Despójate de esa acumulación de recuerdos que, en sí misma, no es nada -aunque parece mucho- y preséntate en el presente confiado, feliz, trasparente... sin reflejar pretéritos en un supuesto futuro. Sé... nada más. Sé... nada menos. Sé sin complejas arrogancias ni dolorosas autodegradaciones. Sé sencillamente simple... Sé simplemente sencillo. No pospongas lo fácil ni creas que pudiste perderlo en difíciles circunstancias, pues lo esencial permanece inalterado siempre.

   No huyas de la salvación dirigiéndote en la dirección del miedo creyendo que éste te salva. El tiempo es un laberinto de pensamientos/emociones para quien desconfía del presente. Atraviesa la intensidad de abandonar todas tus defensas y deja de encaminarte a ninguna parte, ya que el mañana es una entelequia y el ayer una nube disipada. Abre tu corazón y conocerás ahora... Abre tu mente y amarás aquí. Despierta de lo ilusorio, no te dejes engañar por lo evanescente del tiempo y busca siempre en lo inmediato; de súbito, lo temporario se desvanecerá a la luz de lo inefable... Sí, busca únicamente en lo íntimo del instante y lo tan anhelado por el corazón enamorado resplandece sin dilación. Bienaventuranza. Constancia de ser consciente de ser consciencia. Vida ininterrumpida. Paz de espíritu. Mentalidad abierta por la fe. Lo pasajero no vale la pena... la felicidad no es una conquista ni algo separado de uno, más bien se trata del reconocimiento de la eterna pureza de lo sutil. Encuentra donde se halla... aquí y ahora. Estate en lo intemporal... de nuevo, podrás ver el rostro del Amor.

   No huyas de la salvación... comprende que huir de lo que deshace el ego es escapar del fin del sufrimiento. No rechaces la gracia que te restaura al Cielo. Atraviesa la intensidad de arder en el fuego de la Verdad para que no quede ninguna ilusión. Morir al ego (lo denso, limitado y constreñido) es nacer de nuevo, retornar al espíritu (lo etéreo, libre e ilimitado). Medita. Ahonda. Ora. No te agarres a tu identidad personal y temporal. Confía. Todo va bien, sin miedo. No huyas de la libertad. Al igual que en un petardo -una vez encendida la mecha- la llama llega veloz hasta el núcleo del mismo (dónde se halla la pólvora), y, con gran estruendo, explota en un fulgurante destello de luz, tras el que se transforma en liviano humo que, sin esfuerzo, se disipa y funde inexorablemente en el aire sin dejar rastro; de igual modo, aquel que entrega, con fe y sin contemplaciones, su vida a Dios, permite que la Verdad y el Amor prendan la mecha de la devoción sincera y que al llegar al meollo de lo egoico provoque su estallido en una fulgurante iluminación que lo deshace por entero, dejando -por un breve tiempo- un ingrávido residuo que se va diluyendo en Todo Lo Que Es (Dios, Tao, Brahman, Consciencia...). Salvación... completa salvación.

KHAAM-EL



No huyas de la salvación. 
Eres libre ahora
en la sublime gracia del infinito Amor de Dios.




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