domingo, 2 de diciembre de 2018

TODO SUFRIMIENTO CESA AMANDO

  Lo infinito nos abraza sin fin si no buscamos abrazar lo que tiene fin. No somos el cuerpo; éste pasa, nuestra esencia perdura. ¡Despierta! Las lágrimas cesan de brotar cuando se vive amando al prójimo de todo corazón. El semblante se mantiene sereno aun en las vicisitudes más pavorosas cuando el alma reposa en el Amor de Dios y, con compasiva dedicación, extiende, desde esa fortaleza de ánimo, la certeza de un final feliz y bienaventurado para todo sufrimiento humano. La mirada contempla, limpia de personal reproche, la inmundicia e indecencia surgidas del miedo y el deseo, ve allende sus inarmónicos efectos -merced a la misericordia divina a la que apela de todo corazón-, y atravesando la devastación con genuina caridad remonta a las almas hacia la Fuente de Vida eterna, hacia la santidad y plenitud. El Amor abraza y disuelve cualquier pesar en la unión de las pequeñas voluntades a la Voluntad de Dios. Él, te toma de la mano y te conduce de entre las tinieblas a la Luz... a nuestro Hogar en el Cielo. Toda suerte de banalidades y ansias mundanas quedan relegadas por inservibles ante la bendita premura de compartir a Dios, de servirLe como vehículo de extensión de Su gracia, de Su dicha inmediata. de Su certeza de salvación mediante el Amor al prójimo y el perdón de las ilusiones que otrora parecían separarnos.

   Las oscilaciones que agitan al mundo cesan en las mansas y profundas aguas del Espíritu. No hay viento intempestivo que perturbe la esencial comunión vivida en el Amor sincero... el prójimo es sentido como inseparable, conocido en su núcleo como santo Hijo del Altísimo... bienaventurado por ser criatura de Dios, uno con todo y con todos en la unicidad del Espíritu. No hay tiniebla que perturbe el poder de la luz; ésta brilla sin opuesto en la inmensidad de un presente vivido en paz. Abre, por tanto, tus ojos a la luz del Amor; el sufrimiento termina, para no volver jamás, cuando amamos como Dios Ama... esa Divina Unicidad que todo lo colma y bendice en esencia y eternidad.   
  
   "Sed santos, porque Yo, Dios, Soy santo."  Levítico, 19-2.
   "Vosotros sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial" Mateo, 5-48.

   Sí, amig@s, todo va bien aunque en la superficie no lo parezca; sencillamente porque parecer nada tiene que ver con ser. Y Dios, en Su Divina Unicidad, es puro SER.

KHAAM-EL



Confía en el Amor de Dios, 
incluso rodeado de tormentas y oscuridades
Él, te guiará hasta el fin de todo sufrimiento, 
hasta el feliz término de toda tormenta,
para fundirte en la Plenitud de Su Paz.



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