sábado, 1 de diciembre de 2018

YO SOY

   Abre tu corazón a lo fraterno, aquí y ahora, el puro SER te despertará del sueño del ego y sus dolorosas divisiones. Comprende y realiza... las relaciones son una puerta abierta al Amor eterno del Espíritu; no la cierres con la agitación de lo personal que deriva, más pronto que tarde, en conflictos y maledicencias de parcial e injusta índole, o en solapados usos, expectativas y abusos, enmascarados tras dulzuras y buenas maneras que sólo buscan provecho propio. Ahonda y Conoce... no te escindas dividiendo ni tampoco te aísles acaparando; pues. sabe que ni las pérdidas ni la muerte en verdad existen... lo transitorio se mueve como las olas en un océano que siempre permanece. Dios, en esencia y pureza, se encuentra en todos y en todo. Confía. La distancia entre tu prójimo y tú es ilusoria; al ser, tan sólo, impermanente apariencia formal percibida con la virtualidad de los sueños. No te duelas, entonces, de una herida que jamás han podido realmente infligirte y libera a la vida de tu dolorosa carga personal, agradeciendo, al momento, la fabulosa posibilidad inmediata que ésta conlleva de serenarte y contemplar todos los pensamientos en tu mente, merced a los sucesos que en cualquier relación acaecen... fluye como un río de bendiciones para todos y para todo. No escuches al miedo ni al rencor. Sé leal con tu prójimo y comparte el valor de la fe y la bondad natural... sencillamente aquiétate y vive con paz de espíritu los encuentros y desencuentros que el ritmo vital marque para ti... haz lo que debes desde el Amor y por Amor, y tu dharma, tu senda de bendición y liberación, el camino virtuoso, se desplegará como los pétalos de una flor de loto, para que ese encuentro interior con la infinitud del Ser florezca en una bellísima melodía eterna de unicidad y plenitud.

   No pierdas el tiempo anclándote al tiempo (un barco que se hunde no tiene ningún camarote seguro, por lujoso o acorazado que esté) y dedícalo por entero a compartir con el prójimo el eterno Amor del Espíritu... sí, no escatimes ni pierdas tu tiempo, convive ofreciendo ese perfecto Amor que nos eleva por encima de todo hundimiento... ese Amor que sustancia todo en su núcleo más íntimo y sagrado... Divina Unicidad. Aplica en todo momento que puedas, recitando con convicción, la poderosa bendición universal insertada en el Salmo 46: "Aquiétate, y sabe: YO SOY Dios". Es un canto de humildad y confianza plenas. Penetra en lo mollar de semejante aserto... YO SOY es en ti, en mi, en todos y en todo; nada se encuentra aparte de YO SOY... las apariencias separativas no afectan Su Plenitud, porque es inmanente y trascendente a toda forma, idea o tiempo. Intima, pues, con lo no conceptual e impersonal... YO SOY, Dios, es Unión, Yoga, Comunión, Santidad, Perfección, Eternidad, Júbilo, Paz, Puro Ser Rebosante de Amor, que ha religado en Sí todas las religiones... Sé un devoto de Su unicidad y no te preocupes por ritos, teologías o normativas... sencillamente: "Aquiétate, y sabe: YO SOY Dios". La luz de la Consciencia Despierta o Hijo indiviso de Dios, resplandecerá al apartar el apego al pequeño yo, personal, frágil, temporal, mezquino e ilusorio. Abre tu corazón a Dios aquietando tu ánimo con la fe presente de eternidad. ¡Todo irá bien! YO SOY con paciencia infinita espera tu entrega a Su Voluntad para que halles total libertad en el espíritu desafecto de cualquier apego a la carne y sus tiempos, para consumar Su Gracia de Infinitud y Vida Eterna,

KHAAM-EL



Déjate mecer por la música...
Permítele que te facilite sintonizar con la bellísima melodía del Espíritu 
que Dios te susurra en el Alma
y reposa en el Eterno Amor de la unicidad y la plenitud...
en el puro YO SOY en todos y en todo.



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