No te afanes tras las cosas del tiempo, permanece consciente, presente, vigilante a lo esencial... Déjate tocar el corazón por el Amor de Dios y tu mente se distenderá, tu alma se regocijará, tu ser se sabrá inseparable del Eterno, y nunca más la angustia infernal del ego. No te escondas, no huyas, no pelees... Confía y descubre feliz como tu alma es una con el infinito Amor de Dios. Siente Su suave calidez, Su dulzura y bendición... ahora, aquí, en este preciso instante, sin prisas por alcanzar un supuesto estado superior en el que destacar de lo ordinario todo se muestra esencialmente radiante y jubiloso, aún en su aparente opacidad y tediosidad superficial de lo transitorio, mundano e inhóspito.
Cuando uno se da cuenta, sin tapujos ni disimulos, que quería ser el primero en algo, advierte que era más bien, a consecuencia de tal actitud, el último en sentirse cómodo con ese algo. Por eso ansiar y devanarse los sesos por encontrar una fórmula sagrada especial para alcanzar a Dios o afanarse competitivamente por obtener una experiencia divina, es justo la actitud que sin duda aleja y estorba en la vivencia de Dios; pues Dios no hace diferencias, ni mucho menos crea unos preferidos contra unos rechazados. Y entonces, en cuanto aceptamos que no es destacando como se vuelve al Amor y la Vida eterna, Dios nos iguala con el prójimo (ni mejores ni peores, hermanos en esencia) para que aceptemos que es Él quien ilumina el Camino a la Plenitud... Vivamos con confianza y humildad para que en Su Nombre proclamemos que la salvación es en unicidad, en fraternidad, en comunión, y no mediante logros o brillos personales. Acepta pues, herman@, lo indiviso y sé un servidor de tu prójimo, para que éste se emancipe de la esclavitud de querer ser especial y volar juntos por encima de vanidades e ilusiones. La Luz es de todos, o no es más que sombras y penumbra. El Amor nos hace indivisos, o no es auténtico Amor, porque el Amor se extiende siempre a Sí Mismo. La Verdad es definitiva y sin opuesto, o es mentira... Y la Luz clara de la Consciencia Una del perfecto Amor de la Divina Unicidad, sin la menor duda, es Verdad porque definitivamente trasciende el tiempo y las formas haciéndonos libres de todo límite y circunstancia particular.
No huyas más de la salvación inmediata, que la gracia de Dios nos ofrece a todos siempre ahora, dejándote tocar el corazón por el infinito Amor de Dios... tu mente se aquietará, tu alma se alegrará, tu ser refulgirá y de nuevo sabrás que nunca estuviste -ni podrías estarlo jamás- separado del Corazón Divino.
KHAAM-EL
Déjate tocar por el dulce canto
que resuena en lo más hondo del alma,
en lo más puro del corazón
y que procede directamente de Dios.
que resuena en lo más hondo del alma,
en lo más puro del corazón
y que procede directamente de Dios.
Ama Amar...
Y en la plenitud del Amor,
en la luz de lo Santo
en la luz de lo Santo
nunca más el miedo,
nunca más el sufrimiento
ni el sueño de la muerte.
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