jueves, 16 de mayo de 2019

COMUNICARSE DE VERAS

   Se comparte de veras cuando la comunicación trasciende el egoísmo que exigía todo de una manera exclusiva, arbitraria e interesada y, en vez de eso, se acepta lo que ocurre como un medio para rectificar los errores y falacias que nos alejaban de la plenitud de lo indiviso, pues lo verdaderamente valioso empieza a ser reconocido cuando se abandona el deseo por las frágiles y transitorias cosas del mundo. Sí, nada perecedero podrá colmar a un sujeto que se sujeta tozudamente a su personal índole porque convertirá, en su interesada estrategia particular, un medio en un fin en sí mismo. Sólo yendo más allá de la concepción limitada de lo percibido se encuentra liberación a la idolatría de querer tener razón especialmente respecto a lo conveniente e inconveniente en cualquier confluencia de situaciones percibida. Únicamente lo que es para siempre, en su definitiva completitud, es razonable ciertamente. El egoísmo es el mayor de los errores, pues de él derivan todos los demás al proyectar un yo limitado sobre todo lo considerado como externo a él. La única acción resolutiva es interiorizar y concienciar la motivación impulsora de cualquier acto, para que todo sea corregido en su raíz y no en una mera poda de sus ramificaciones que no evita el implacable crecimiento del tronco principal del ego.

   Adéntrate en lo esencial o avanzarás a ninguna claridad. Mas ten bien presente que el recogimiento interior no es tanto aislarse de lo exterior como no darle crédito a todos los pensamientos u opiniones que afirman y valoran, por efecto de la inestable percepción sensoria, la externalización de la consciencia. Medita... desde el efecto no puede juzgarse y conocer la causa, es imposible; al igual que por separado las sílabas, desde su reducida configuración, aun siendo parte de un mismo mensaje jamás pueden abarcar, o pretender conocer siquiera, lo que el mensaje expresa. La palabra no es más que un medio de comunicación, no la comunicación misma. No te reduzcas a la mínima expresión o perderás tu verdadero significado. Los cuerpos son medios, no fines. Exprésate de verdad, en plenitud, no balbucees incongruentes opiniones considerándolas, vana y estúpidamente, como verdades. Deja de elucubrar intentando dilucidar que tesis de las que el mundo ofrece es mejor; sencillamente, cualquier contraposición niega la veracidad de las posiciones particulares enfrentadas. Todo responde a tus respuestas... no respondas, pues. con resentimiento o temor y mantente dando Amor. No intentes amoldar, unir o resolver conceptos contrarios, o lo único que experimentarás serán contrariedades. Sólo lo que no conoce opuesto en verdad, es la Verdad. Y lo que no tiene contrario es Amor. Ahonda en la consciencia... cualquier cosa que sea considerada ajena a uno mismo es una ilusión producto de un posicionamiento conceptual y, por lo tanto, limitado. El Amor es Verdad y la Verdad es Amor... indistintos e inseparables en perfecta comunicación, en gozosa comunión, en inconmensurable cohesión. Abre tu mentalidad por entero, no te distraigas con percepciones, y recordarás, en toda su inimaginable amplitud, la comunicación verdadera, esencial, pura y rotundamente sencilla en su unicidad, allende las apariencias, las palabras, los conceptos, los cálculos, las imágenes y los teoremas. 

   No te incomuniques estableciendo comunicaciones parciales o interesadas. Todo lo que hacemos tiene repercusión en todo lo que recibimos porque la vida es indivisible en sí misma. Medita. Ahonda. Conoce sin intermediaciones. Comunícate con la comunicación verdadera comunicándote contigo mismo, y por extensión con el prójimo, como nunca antes te habías comunicado: en plenitud. Y hallarás la comunicación instantánea con la Divina Unicidad de la que nunca has estado realmente separado. No eres un cuerpo ni, por supuesto, la identidad personal que imaginabas ser en él; por consiguiente, mientras parezca que hay un cuerpo, permite, en ese lapso espacio/temporal, que lo Inefable e Intemporal se derrame y se comunique en ti y desde ti. Confía, confía... recordarás la Verdad y serás libre de nuevo en el Amor de Dios, en la perfección de lo sublime y eterno.

KHAAM-EL



Permanece en silencio mental,
vacío de todo concepto o deseo, de toda angustia o recelo,
y comúnicate con la música del Alma,
con la pureza del corazón...
Y, de verdad, hallarás paz de espíritu y hondo contento 
que te unirá a todo más allá de sus breves apariencias.




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