El Espíritu que alienta el aliento de todos los seres los hace uno más allá del tiempo y el espacio.
Respira tu respiración. Atiende de veras. Cuando la calma no compite con las tempestades se encuentra la verdadera paz interior, pues de nada sirve la libertad en un ánimo frágil ni la dicha permanece por mucho tiempo en un corazón temeroso. Templa tu corazón y ábrelo a lo infinito desde lo más íntimo y sagrado... Que no te arredre que el mundo en su ignorancia, aunque parezca que pueda partirlo en mil pedazos, el resplandor eterno del Amor que lo alienta es indestructible. Confía. Bendice incesantemente. Vive sin miedo. Con alegría y desprendimiento sigue el ritmo del corazón. Y la compasión llenará de gozo, en fundada esperanza de plenitud, a tu alma. No te despistes más con lo impermanente, yendo tras las cosas del mundo, y encuentra primero la fortaleza de lo eterno; entonces, lo que debes realizar, subyugados deseos y rechazos, se verá claro e irrefrenable, y, aun rodeado de obstáculos, tu vivir se tornará gratificante y bienaventurado. No te impacientes. confía. Sé constante. Permanece presente... el cansancio, muchas veces, pretenderá tentarte pero la fuerza sutil de la vida te empujará allende los tentáculos de la flaqueza, la queja y de la mismísima muerte; pues, alégrate, sólo desaparece lo aparente.
Conoce: hay una eternidad en tu interior esperándote para consumar ese esplendente encuentro interior con la infinitud del Ser, que desvanecerá, de una vez por todas, la ilusión de samsara, o de maya, o de lo personal y dividido, o del mundo fenoménico, o de cualquier nombre que quiera ponérsele a lo paradójico e insubstancial de los espejismos tomados por realidades. Inicia y culmina lo resuelto... Adentro, mira adentro, donde toda la luz del Ser resplandece.
KHAAM-EL
Ponle alegría, confianza y pasión a tu devoción...
encaminate a tu despertar.
encaminate a tu despertar.
El misterio se desentraña en la profundidad de uno.
Medita. Ora. Ahonda.
En tu interior Krishna, Dios, Tao, Nirvana, Lo Eterno
(o como gustes nombrar al Innombrable)...
(o como gustes nombrar al Innombrable)...
resplandece en plenitud.
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