No juzguemos y menos aún prejuzguemos lo que de manera parcial percibimos, pues todo personal juicio conlleva condena y lo que se da se recibe. Aquietemos, pues, la barahúnda de reproches y contradicciones que asaltan nuestro presente y perdónemosla completamente; de súbito, felicidad, verdadera felicidad latiendo en nuestros corazones. Por eso te insto a observar lo que te rodea y lo que piensas con mirada limpia, inocente, sin el lastre de los resentimientos pasados, sin el fuego de las ansias y avideces proyectadas. Aunque tu pasado desde que tienes memoria sea un calvario y las circunstancias te sacudan como un furioso vendaval en el que el futuro parece un abismo, descubre la dicha y la plenitud que moran en el interior puro, amoroso e infinito de tu ser, ahora; ahondando en lo profundo de tu alma, en lo más recóndito de tu mente, hasta aceptarlo todo, hasta aceptarlos a todos (incluido tú mismo) aunque no sepan lo que hacen por sus sueños egoístas de delirante relación.
Estar presente en el presente, sea cual sea su apariencia (incluida la más funesta), para contemplarlo en su intemporal esencia, lleva a despertar de lo ilusorio y penoso... Y no justificar más el sufrimiento perdonando al mundo y a uno mismo de cualquier injusticia o despropósito, completamente, de corazón, nos trae de súbito quietud, paz, serenidad, silencio... la calma en el ojo de huracán... gloria bendita. Un milagro ha sanado todo dolor, revertiendo la desgracia en bendición, aclarando cualquier confusión, calmando el agitado ánimo con una inconfundible paz de espíritu, alegrando los pesares hasta desvanecerlos por completo; resucitándote de tu apego a la oscura muerte mediante la inmersión en luz de la vida eterna, derrotando a tu miedo para depositarte valientemente en el Amor... al fin, sin incertedumbres ni desconfianzas, sabrás que todo está bien, que nada estuvo mal salvo en apariencias... harás las paces con la vida, incondicionalmente, y saltarás de alegría cantando y bailando en medio de la tormenta... ahora estás en el mundo sin ser del mundo... pasando por el tiempo sin ser del tiempo... transitando por lugares sin ser de ningún lugar... compartiendo lo esencial, desechando lo pasajero, intrascendente y fútil... permaneciendo feliz con toda el alma y compartiéndola con corazón generoso, aún dentro de la debacle más espantosa.
KHAAM-EL
Todo está bien incluso cuando parece ir mal
cuando no quedan resentimientos...
sólo hay Amor y Alegría infinita...
antesala de la vivencia inequívoca de la Divina Unicidad.
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