Azuzada el alma por las pasiones del mundo y dispersa su atención sobre mil y un sueños a cumplir, gusta actitudes que, tras breves satisfacciones de engañoso deleite, conllevan a medio y largo plazo aflicciones, temores y desazones de amarga cata. El mal seduce jurando que actúa por bien cuando únicamente actúa por propio y miope interés. Y quien aparta o aleja del bien a otros queriendo más para sí, sin saberlo se aparta y aleja a sí mismo, de cierto, de ese bien anhelado. De la mentira y la justificación nacen malas y ponzoñosas yerbas, jamás árboles de frutos que nutren y vigorizan; por lo tanto, decirle no al falaz egoísmo es decirle sí a verdad que libera del maligno influjo del diabólico carcelero que prometía regocijos donde sólo ofrecía infierno y pesar. Sosegada el alma del ansia mundana puede concentrar su atención sobre la plenitud del Amor de DIOS, procurando de buena gana el bien de todos, sin tratar de sacar ventaja para sí; gustando de actitudes que, tras transitorias incomodidades y tribulaciones en las que el miedo y la angustia -por la gracia- son derrotados, conllevan el regocijo y la bendición de la paz de espíritu... El bien se comparte y extiende de corazón a corazón, de confianza a confianza, de bienaventuranza a bienaventuranza.
KHAAM-EL
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