domingo, 3 de septiembre de 2023

TODA VIVENCIA PROVIENE DE DENTRO, NO DE AFUERA


    
El mundo manifiesto y fenoménico es efecto de la consciencia; jamás a la inversa. Lo que uno vive, lo vive dentro, muy dentro; justo en el núcleo invisible e insondable donde lo visible y sondable brotan como el agua de un manantial, o como los brillantes e incesantes rayos emanados del sol iluminan el orbe.
    Por eso, esperar que lo externo calme la agitación interna y colme de plenitud es tarea infructuosa; actividad inútil por incongruente y distractora de la atención al óptimo centro de observación: la toma de consciencia de la propia conciencia, ahí donde los pensamientos surgen, se desarrollan e interrelacionan forjando una personalidad específica (ego), planificadora de una táctica vital basada en memorias derivadas de juicios egoicos, limitados y errados tanto en perspectiva como en alcance.
    No hay otra. Despertar de la tentadora y aciaga atracción egoica a soñar y pergeñar situaciones a la carta que disfrutar, renunciando libre e irrevocablemente a lo material, exclusivo y especial en favor de lo espiritual, amigable y universal, es imprescindible para la paz, la dicha y la plenitud de ser. Ya que amar de veras es vivir en comunión, no poseer o ser poseído por el otro... entonces, y sólo entonces, nos sabemos y gloriamos como indivisos de DIOS VIVO, como Hijos suyos moradores del Reino de los Cielos (que es una Consciencia Infinita que nos intima, abarca y vivifica, no un lugar). De súbito, el sinsentido de vivir egoicamente termina dando paso a un genuino sentido de trascendencia, reconociéndonos 'Uno' los unos con los unos en esencia y eternidad, en inefable y bienaventurada plétora.

KHAAM-EL


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