1.
La forma no conforma la realidad, lo que en ella subyace y la despliega (como la mente del poeta tras los versos que compuso) es lo de cierto vero.
2.
Oír sin oído aquello que lo hizo factible y ver sin la vista aquello que la posibilitó, es escuchar y contemplar la silenciosa transparencia de la Divina Unicidad, la inefable plenitud del Espíritu.
3.
El mundo percibido sensorialmente no es la realidad, es un constructo mental: la ilusión cognitiva de un yo ficticio considerado como existente. Más parecido a la transitoriedad de las nubes que a la solidez de una montaña.
4.
Tal como quien apresurado corre, compite y ataja, da con sus huesos quebrantados en la estática mortaja, aquel que pretende con premura irreflexiva lo inefable, sin duda, se topará con una demora inevitable.
5.
La paciencia de aceptar lo inevitable y la profunda comprensión de no codiciar lo transitorio evita sufrimiento, ilumina la consciencia y torna compasivo el corazón, abriendo las puertas del alma a la Vida Eterna allende la carne.
6.
Aquello que eres, aquello que soy, aquello que de veras todos somos, nada tiene que ver con lo que se adquiere o pierde, con lo que se aprende u olvida. Es sin tiempo o medida, sin miedo, avidez u odio, sin fractura o apego; y sí, siempre, una esencial conexión de bienaventurada y sagrada plenitud.
KHAAM-EL
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