Anticiparse a lo inesperado es incongruente y suponer que se sabe qué va a pasar, por criterios meramente intelectivos, emocionales o sensoriales, también. Es el presente lo que tenemos, lo que hay, lo que somos... podemos ensoñarlo distorsionándolo con proyecciones de egoico contenido, ansiando inútilmente llenar abismos de insaciable compulsión, y padecer incertidumbre, angustia y temor; o vivienciarlo -felizmente- en toda su vasta inmensidad de inefable intemporalidad, en toda su libertad de puerta abierta a lo eterno, en toda su esplendente luminosidad de bendición espiritual, en toda su comunión de vida irreductible, en toda su gloria de Divina Unicidad.
KHAAM-EL
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