... Y el estío va pasando, los verdes pierden brillo poco a poco, hasta que un día más corto que la noche anuncia su término. La hojarasca del otoño, lánguida, cubre el solar de los bosques, y tras la gelidez invernal, con el acrecer de los arroyos y de la intensidad del sol, de aquel antiguo manto otoñal, vigorosa la primavera reverdece y florece de nuevo la vida que al bosque sostiene, llevándolo a renovar antiguos días de esplendor... Y todo esto sucede en un planeta de un humilde sistema solar, sito en una de tantas y tantas minúsculas galaxias que giran y giran armoniosas y hermanadas en un vasto e ilimitado universo.
... La vida humana, con sus altibajos (como días de sol, nublados, lluviosos o tormentosos alternándose), con sus cambios de situaciones (como las estaciones: unas veces espléndidas, otras nostálgicas, terribles o agradables), es una inmejorable oportunidad para en/con/por su naturaleza fluir con ella y aprender conscientemente sus lecciones, sin agarrarse o rechazar lo que nos trae, para uniéndonos fraterna y armoniosamente al prójimo por su/nuestro bien, hallar la Vida Verdadera, la que trasciende los ciclos, la que, eterna y plena de Divina Unicidad, en su espaciosidad infinita posibilita -con Su gracia -el universo todo.
KHAAM-EL
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