Confiemos en vivir presentes y no ausentes con mil y un cuento que nos aleje del aquí y ahora con el prójimo. Andemos por el mundo sin miedo ni avidez, ecuánimes, llenos del Infinito Amor de DIOS, disfrutando de una bienaventurada paz interior que se derrama al exterior... Porque en lo más hondo del alma sabemos hay un camino que es Camino a la Plenitud Eterna (con mayúscula, sí), que comienza a hollarse en cuanto abandonamos sin dilación todas las circulares rutas que van del mundo al mundo, en cuanto escogemos con decisión amar de veras desdeñando la fatal y distorsionada reprobación rencorosa, en cuanto resueltos laboramos fraternal y gustosamente y no competitivamente, en cuanto con alegría compartimos generosos con el necesitado libres de codicias, desconfianzas y envidias, cuando atentos a lo esencial escuchamos y hablamos de corazón a corazón, en cuanto con mirada amplia y limpia no nos engañamos con el oropel de lo pasajero.
Seamos, sin más excusas, peregrinos en el mundo, y que nuestras plegarias sean acciones y no sólo buenas intenciones que quedan en el limbo. De nada sirve rezar si no hay Amor y Obra en ello; más, con Amor Activo, el Camino a la Plenitud Eterna aparece claro, seguro y bendito según se anda.
KHAAM-EL
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