miércoles, 5 de octubre de 2022

EL ÍNTIMO Y COMÚN TESORO DEL REINO DE LOS CIELOS

    Ahondemos en el silencio de la mente. Cavemos en nuestra alma hasta que lo que parecía oscuro brille, lo que se creía pobre sepa de su riqueza, lo que padecía sometido y esclavo se enderece libre y feliz, y lo que afirmaba morir descubra su espíritu inmortal. No es fuera sino dentro, muy dentro de adentro, donde desvelamos el bendito misterio de ser amados infinitamente por DIOS; y desde ahí extender ese Amor inagotable a los que creíamos lejanamente ajenos y ahora reconocemos próximos como hermanos. Por tanto, 
no le demos nuestro oro ni nuestra reverencia a acomodaticios sumos pontífices y doctos sabiondos de salón, intrigantes que, como los escribas y fariseos de los tiempos de Jesús de Nazaret, aparentan ver y sólo lo fingen por egoísta y lucrativo interés; no les demos nuestro oro ni nuestro oído para sus falsos templos o tendenciosas tertulias que en lugar de ser casa de oración o de conocimiento son antro de timadora y perversa palabrería.
    Compartamos nuestro oro divino, puro y bendito, con todo aquel que verdaderamente de corazón lo necesita. "No le echemos perlas a los cerdos" ni alimentemos y cebemos al malicioso agazapado tras piel de cordero; antes bien, desenmascarémoslo por Amor al prójimo que pudiera llegar a sufrir su disimulada ferocidad. Apacigüemos cualquier ímpetu personal y busquemos siempre el bien de todos, no únicamente el de una parte, casta, clase o bando. Desprendámonos de lo superfluo y banal, de toda necesidad de caducas posesiones. No acrezcamos las exigencias de la carne y sustentémonos con firmeza inquebrantable en lo espiritual y humilde, en la paz y la unidad, en lo hermanado y eterno.
    Y, desde esa intangible pero a su vez sólida, formidable y milagrosa riqueza Divina que en lo íntimo del alma aguarda ser hallada y amorosamente gestionada, evoquémosle a nuestro prójimo el inacabable tesoro del Espíritu, el Tesoro de tesoros; ese recuerdo íntimo y sagrado del perfecto e infinito Amor de DIOS que a todos, en esencia y en verdad, nos hermana... Eso es auténtico Evangelio, esperanzadora Buena Nueva para el afligido y sufriente, liberador Reino de los Cielos que en el corazón de cada cual tiene abiertas siempre sus puertas; ve allí, prójimo de mi corazón, nos encontraremos en el interior infinito de la Vida, en el Corazón de DIOS. Lo demás, sencillamente, carece de valor.  ¡Bendiciones! ¡Aleluya!

KHAAM-EL


No hay comentarios:

Publicar un comentario