La oración bien realizada, la que nace del corazón, honda, generosa, vívida y humilde, nos llena de paz y quita todo temor, al unirnos con el próximo para extenderla hasta el más lejano. Y esta primordial unión de almas, evidenciadora de la mutua naturaleza espiritual, de la dignidad connatural de todos los hombres (mujeres o varones) sea cual fuere su condición, se manifiesta no sólo con palabras sino con obras.
Así, el Amor auténtico, libre de prejuicios y expectativas personales, nace, crece y se desborda, renovándonos íntegramente en espíritu y verdad, uniéndonos por y con el prójimo a DIOS. Cobrando así la vida humana luminosidad y sentido, alegría y liviandad, hermanamiento y resurrección; mientras es soltado todo el pasado y pesado lastre, triste y tenebroso, de las vanas sugerencias egoicas, que buscando su propio interés sin contar con el otro, sólo recogía -al final- oquedad y pesadumbre, consternación y muerte.
KHAAM-EL
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