Estancadas las aguas del discurrir del auténtico y fraterno consenso, volteado el giro del viento de la Historia a inclemente y desfavorable, incendiado hasta las cenizas el antaño fértil bosque de la fe viva e instruidas las gentes con sesgada y tergiversada información para destruirlas enfrentándolas entre sí, la autojustificadora narrativa de las envaradas élites dirigentes de que ellas nos sacarán del entuerto al que, precisamente, con sus impúdicas directrices nos condujeron, siendo la mejora de las condiciones -dicen- segura, de seguro es aviesa argucia de mentirosos interesados en sacar ventaja de la general desventaja, de obtener provecho del común menoscabo, de incrementar su exclusivo poderío a costa del colectivo, de cercenar lo auténticamente espiritual y amoroso con la soez propaganda ensalzadora de lo egoísta, material y envilecido.
Por lo antedicho, exhorto ab imo pectore a tener muy presente ante semejante situación actual la cita, no por muy conocida menos crucial, de Marco Tulio Cicerón: "Quien olvida su historia está condenado a repetirla."
KHAAM-EL
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